- Escrito por Martha Cabrales Arias (PL)
Hasta
las esquinas más bulliciosas de esta ciudad, de por sí extrovertida,
guardan hoy un silencio respetuoso ante la memoria de Fidel Castro,
cuyos restos mortales llegarán aquí el sábado para ser inhumados el
domingo.
Los santiagueros, en cifra superior a
los 300 mil junto a otros orientales, se aprestan para el adiós al líder
revolucionario en una concentración en la Plaza de la Revolución en la
tarde-noche de ese primer día, y a acompañar el traslado hasta el
cementerio de Santa Ifigenia en las primeras horas del 4 de diciembre.
Durante el matutino en el seminternado
de primaria Manuel Isla, del distrito urbano José Martí, donde el
dirigente ejerció su derecho al voto durante las elecciones en más de
una ocasión, los niños escucharon inusitadamente tranquilos y atentos
las informaciones de sus maestros.
Entre ellos, el pequeño de siete años
que pidió a sus abuelos visitar a Fidel durante una planificada visita
familiar a La Habana.
Igualmente miles de hombres y mujeres
desfilan ante los libros situados en diversos puntos de la urbe y de los
restantes municipios para refrendar con sus firmas el apego a los
principios expresados por el Comandante en Jefe en el concepto de
Revolución, en mayo del 2000.
Entre muchas de esas personas el
pensamiento inconforme y doloroso de no haberlo recibido aquí nuevamente
en los últimos años, después que se quebró su salud e hizo dejación de
sus cargos políticos y gubernamentales.
A la solemnidad se suman las salvas de
artillería que cada una hora son disparadas desde aquí, simultáneamente
con las que son lanzadas desde la fortaleza de La Cabaña, en La Habana,
como un clamor encendido de pueblo en homenaje a su adalid.
Como otro progenitor que es, en la
necrópolis local, Monumento Nacional, estarán muy cerca el Padre de la
Patria, Carlos Manuel de Céspedes, iniciador de las gestas por la
independencia, y numerosos héroes y mártires como Frank y Josué País y
los caídos en el asalto al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.
Allí, junto a José Martí, el Héroe
Nacional, sus cenizas elevarán al cielo su fuerza para acompañar a sus
compatriotas en tanta tarea difícil que tienen por delante, sobre todo,
la preservación de esa libertad que viene redoblada en esta otra
caravana con el compromiso de continuar y perfeccionar su obra.
En tierras santiagueras, donde los
cubanos proclamaron el Juramento de Baraguá en febrero del 2000 en el
mismo lugar donde Antonio Maceo protagonizó la histórica protesta y
patentizó la intransigencia revolucionaria ante la rendición y la
derrota, los cubanos ratificarán ese compromiso con el legado fidelista.
Cómo podrán silenciar los medios
hegemónicos y algunos personajes impresentables, que tanta manipulación y
odio destilan, esta devoción popular, esta lágrima viva, este amor
inmenso por un hombre. Hoy, en toda Cuba y muchos rincones del mundo,
las campanas doblan por Fidel Castro.
Esta ciudad, a la cual le exclamó
íGracias Santiago! por tanta complicidad en las luchas revolucionarias,
le devuelve hoy al despedirlo íGracias, Fidel!
Tomado del periodico Sierra Maestra
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