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Oslo,
18 oct (PL) Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército
del Pueblo (FARC-EP) y el gobierno colombiano iniciaron hoy un nuevo
camino hacia la paz con la instalación aquí de una mesa de diálogo que
busca poner fin a casi 50 años del conflicto que desangra a ese país.
Reunidos en un hotel de la pequeña localidad de Hurdal, a 80 kilómetros
al norte de Oslo, a donde llegaron la víspera por separados, la
guerrilla y el gobierno formalizaron el acuerdo de las conversaciones,
cuyo peso principal transcurrirá desde el venidero 15 de noviembre en La
Habana.
Noruega y Cuba, como garantes; y Venezuela y Chile,
como acompañantes, colaboran en este proceso que se centrará en cinco
puntos, el primero abocado a un desarrollo rural en esa nación
suramericana.
Ambas delegaciones, encabezadas por el
exviceprensidente Humberto de la Calle, como representante del Gobierno;
e Iván Márquez, por las FARC-EP, dieron luz verde a los diálogos con
una declaración conjunta en la que ratificaron su propósito de cumplir
los términos del "Acuerdo general para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera".
En una conferencia
repleta de periodistas y con los ojos del mundo puestos en ellos,
agradecieron a Cuba y Noruega por su apoyo y hospitalidad y acordaron
designar voceros que se reunirán el 5 de noviembre para continuar con
las labores necesarias.
Antes de ofrecer por separados una rueda
de prensa, las dos partes mostraron su satisfacción por llegar de
manera respetuosa y cordial a la Mesa.
Acudimos con un sueño
colectivo de paz y con un ramo de olivo en nuestras manos, expresó el
jefe del equipo negociador de las FARC-EP, mientras que el gobierno
subrayó la necesidad de alcanzar acuerdos eficaces y llamó al respeto y
la discreción.
Cada parte, por separado, respondió las preguntas de la prensa.
A nombre de las FARC-EP, Iván Márquez expresó el deseo de avanzar en el
logro de construir la paz en un proceso que consideraron un asunto de
humanidad.
"De alguna manera tenemos que salir de la oscura
noche de la confrontación y anhelamos de todo corazón que este momento
esté llegando, pero tenemos que escucharnos", dijo por su parte Jesús
Santrich, otro guerrillero.
Márquez ratificó el deseo de ver
junto a ellos en la Mesa al comandante Simón Trinidad, "condenado a 60
años de cárcel en Estados Unidos por alzarse en armas contra el régimen"
y mostró su confianza porque los gobiernos colombiano y norteamericano
contribuyan para que él pueda estar presente.
En sus
intervenciones los representantes insurgentes dejaron claro que por
impedimento moral no pagarán cárcel simplemente por hacer uso de un
derecho universal: "resistir a régimenes oprobiosos".
Sería muy
difícil hacerlo con un congreso colombiano que se ha parecido a un antro
de corrupción, de vicios. Nosotros somos la respuesta a la violencia
terrorista del estado. Nuestra moral es tan alta que toca el cielo,
apostillaron.
A nombre del Gobierno, De la Calle reiteró que el
proceso se desarrollará en un contexto distinto al pasado, cuando se
dieron otras iniciativas sin éxitos. Colombia, dijo, no es la misma y el
Estado trabaja para que siga cambiando.
Al margen, volvió a
ratificar que no habrá cese al fuego ni zonas desmilitarizadas hasta no
ver el final del diálogo y recalcó que la propiedad privada, el modelo
económico, y las inversiones no estarán entre los puntos de las
negociaciones.
El representante del Gobierno mostró su deseo de
que la guerrilla pueda exponer sus ideas sin armas y citó de ejemplo
otros movimientos de izquierda en América Latina que han logrado el
poder en las urnas.
El mundo vislumbra con optimismo y celebra
el desarrollo de estas conversaciones que tendrán como eje fundamental
el problema agrario, la participación política, el fin del conflicto, el
narcotráfico y la situación de las víctimas.
Será el cuarto
intento por poner fin al conflicto iniciado en la década de 1960. La
guerrilla ha reiterado más de una vez su anhelo de una Colombia más
equitativa, con mayor justicia social y una democracia que ponga fin a
las inequidades y marginaciones de las grandes mayorías.
Tocará esperar ahora que sucederá cuando comiencen a poner los puntos sobre la Mesa en La Habana, el próximo 15 de noviembre. |
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