28 de diciembre de 2016

El Parlamento sin el diputado Fidel

El Parlamento sin el diputado Fidel. Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate
Foto: Ladyrene Pérez/ Cubadebate

Es la primera vez, después de 40 años, en que sabemos con
certeza que Fidel Castro no llegará a los encuentros del
Parlamento cubano. Sin embargo, ha permanecido su silla vacía
junto a la de Raúl este martes en la Asamblea Nacional del
Poder Popular, cuya última sesión del año abre con un video
en el que se recuerdan algunas de las intervenciones del
Comandante en Jefe desde que se instituyera este órgano de
 gobierno en 1976.
“Mi destino no era venir al mundo para descansar al final de la
vida”, dice un Fidel de pie en el podio del Palacio de las
Convenciones, pero en imágenes de hace más de una década.
Cuando el plano de la cámara se abre y refleja como en un
espejo las mesas parlamentarias, las estructuras metálicas y las
grandes luces de este lugar, la sensación de vacío es casi opresiva
El Presidente del Parlamento, Esteban Lazo, renuncia al clásico
minuto de silencio en honor del fallecido y propone que, en su
lugar, cada uno de los presentes medite y haga suyo el concepto
de Revolución, testamento político del Comandante y la mejor
manera de no dejarlo morir.
Incluso cuando esto ocurre y la Asamblea presenta los
resultados de la economía en el 2016 y el presupuesto para el
2017, la frase con la que cierra el video sigue pesando en esta
sala. Nada está más lejos de Fidel que el retiro para cosechar
pompas y, menos, las funerarias. La sesión del día
cumplirá el deseo póstumo de que no se instituyan ni retrato
oficial, ni estatua, ni sello, ni moneda, ni calle, ni edificio, ni
monumento con su nombre o su figura, ni medalla, ni trofeos.
Raúl reitera lo que dijo en la Plaza de la Revolución “Mayor
General Antonio Maceo Grajales”, de Santiago Cuba: Fidel
rechazó en vida esa práctica y para asegurar que esta no se
destape en su ausencia, la legislación que se aprueba hoy
institucionaliza las convicciones y la coherencia del líder
revolucionario.
La razón está a la vista. Él despreciaba el “culto a la
personalidad” que congela el pasado, burocratiza la memoria
y activa el dogma. Quien haya vivido en Cuba sabe que no
se puede congelar una idea de lo que es Fidel -al punto de
que la consigna más escuchada en estos días de duelo, “Yo
soy Fidel”, ha dotado de millones de rostros singulares a su
nombre-, como tampoco es posible congelar la memoria de
la Revolución cubana. Además del desinterés personal y la
ausencia de todo cálculo egoísta en la trayectoria de su
existencia, lo que esta decisión subraya es la necesidad de
traducir en actos concretos los ideales más atrevidos del
Comandante en Jefe, que están por cumplirse a plenitud.
Tal como están las cosas en el mundo, los valores e ideas
que él postuló y defendió son necesarios para que la vida
pueda ser vivible, para que la sociedad pueda ser realmente
humana. Su destino no es el descanso ni la paz de los sepulcros.
Vino al mundo para no descansar al final de su vida y, mucho
menos, en este comienzo de su sobrevida.

Tomado del Periodico Sierra Maestra

23 de diciembre de 2016

Conceden Premio ruso 'Hombre del Año 2016' in memoriam a Fidel Castro


20 de diciembre de 2016

Dedican a Fidel Evento de Sociedades Científicas de la Unión de Juristas de Cuba

Dedican a Fidel Evento de Sociedades Científicas de la Unión de Juristas de Cuba











Al líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz se dedicó
 el evento de Sociedades Científicas 2016, de la Unión de
 Juristas de Cuba, en esta provincia. El panel central “Por
siempre y para siempre Fidel”, reconoció el pensamiento político
 y humanista, el legado, pensamiento y acción de quien fuera
abogado, pedagogo, republicano.
Para la Dra. C. Maivis Ginarte Durán, profesora de la carrera
 de Derecho de la Universidad de Oriente, el legado pedagógico
 de Fidel se aprecia desde el programa político de la 
 Revolución: La Historia me Absolverá. Luego del triunfo 
revolucionario el primero de enero de 1959, “no solo da 
solución al problema de la educación, sino que dedica su acción
 al desarrollo de la misma como herramienta indispensable para
 la justicia social y como derecho humano”.
Los valores como eje de la labor educativa del maestro, el Che
 como modelo de hombre a seguir, la solidaridad, el
 internacionalismo, la alfabetización del pueblo cubano, el método
 Yo Si Puedo y la ética de la educación cubana, son pautas de su
 trascendencia pedagógica, acoto Ginarte Durán.
Por su parte el Dr. C José Walter Mondelo García, profesor de
 Teoría del Derecho y Filosofía del Derecho de la citada casa de
 altos estudios, considera que el Comandante en Jefe es un fiel
continuador del Republicanismo Clásico. Las ideas que defendió se
 pueden “rastrear en la historia de Cuba desde Félix Varela, que
 defendió la participación política del pueblo, el gobierno de los
 pobres libres, la democracia y el derecho a sustentar la propia vida
 en medio de la comunidad.
Fidel demostró a lo largo de toda su vida ser un continuador de las
 ideas de Céspedes con la Constitución de Guáimaro, cuando
 proclamó que la Revolución del 59 era la continuidad histórica de la
 Revolución de Yara y del pensamiento de Martí.
En el panel trascendió que su obra estuvo vinculada a la prédica
de Chivás, “uno de los políticos republicanos más importantes del
 período de la República Neocolonial, y al pensamiento y obra de
 José Martí, el más grande republicano que ha dado este país”.
Al decir de Mondelo García, La Historia me Absolverá, es la obra
 cumbre del líder cubano. Desde la primera línea hace un recorrido
 por los temas clásicos del republicanismo: la libertad, el derecho de
 resistir a la opresión, la dignidad humana, los derechos fundamentales.
 Fidel se sitúa en el terreno de los conceptos fundamentales del
 pensamiento republicano cuando dice “nacimos en un país libre que
 nos legaron nuestros padres y primero se hundirá la isla en el mar
antes que consistamos en ser esclavos de nadie”.
Cerca de 60 ponencias presentaron las Sociedades Científicas del
 sector jurídico del territorio. A la Sociedad Derecho Mercantil y
 Derecho Notarial estuvo dedicado el concurso Ignacio Agramonte.
Ser fieles al más insigne de los juristas cubanos fue el compromiso
del gremio.

Tomado del Periodico Sierra Maestra

14 de diciembre de 2016

En Cuba Nicolás Maduro para celebrar los 12 años del ALBA

12 de diciembre de 2016

Una carta para Daniela

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
Daniela guarda con cariño la carta con la dedicatoria de
 Fidel. Foto: Ronald Suárez Rivas
PINAR DEL RÍO.—EL 31 de octubre pasado, cuando escuchó
 la voz de Daniela del otro lado del teléfono, Manuel Carmona se
sintió el abuelo más feliz del mundo.
En su mano tenía por fin lo que tanto su nieta le había pedido: un
mensaje de puño y letra del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Varios meses atrás, había comentado en su casa que estaba
trabajando en un proyecto relacionado con la producción de
alimentos, que el líder de la Revolución seguía de cerca.
«A veces lo veíamos hasta tres y cuatro ve­ces en la semana,
 interesado por los más mínimos detalles, desde el estado de los
animales, hasta la siembra de forrajes», cuenta este pinareño de
la zona de Loma de Can­delaria, en el municipio de Consolación
del Sur.En cuanto lo supo, Manuel afirma que Daniela le pidió
que le hiciera llegar al Co­mandante una carta en agradecimiento,
por lo que el sistema de salud cubano había hecho por ella, una
niña campesina de una zona muy humilde de Pinar del Río.
Cuando apenas tenía un año de edad, Daniela sufrió un dolor a
un costado del abdomen, que obligó a someterla a un tratamiento
de oncología.
«Desde el primer suero se quedó sin pelitos. No se sabe quién
lloraba más, si ella o yo —relata Yaniris Hernández, la madre.
En to­tal estuvimos ocho meses en el hospital Wi­lliam Soler de La
 Habana».
Al cabo de ese tiempo, la niña fue dada de alta. Primero los médicos
 decidieron seguirla todos los meses, luego fueron espaciando los
 turnos y en la actualidad le toca chequearse una vez al año. No
 obstante, Yaniris asegura que el diagnóstico es que la pequeña está
completamente curada.
Cada vez que recuerda aquellos días, la ma­dre revive la enorme
 tensión de no saber si su hija rebasaría el tratamiento, los análisis,
 los sueros, y con la voz entrecortada afirma que gracias al esmero
 de los médicos, Daniela lo­gró sobrevivir.
Hoy la niña tiene siete años y cursa el segundo grado en una escuela
 rural en Loma de Candelaria, en la que ya aprendió a escribir y a leer
 de corrido.
Por eso cuando su abuelo le contó que con frecuencia veía a Fidel,
quiso enviarle una cartica contándole su historia, y pidiendo que le
 dedicara un autógrafo.
«Las primeras, las redactó en hojitas de una agenda. Todos los fines
 de semana, cuando venía a su casa, me preguntaba si se la había
entregado, y le tenía que inventar alguna excusa para decirle que no.
 Entonces me escribía una nueva», recuerda Manuel.
Así pasaron varios meses hasta que un día, les habló del encargo de
 su nieta a sus compañeros de trabajo, y estos le sugirieron que se
 lo comentara a uno de los ayudantes de Fidel.
«El hombre lo consultó con el Comandante, y este le respondió
 que si con eso la niña se iba a sentir feliz, que se la llevara».
Entonces, Daniela volvió a redactar su men­saje, pero esta vez
 con su mejor letra y en una hoja más amplia, y también le envió
 una foto.
Al día siguiente, el líder de la Revolución le devolvía la carta, con
 una dedicatoria suya al final, y su firma inconfundible. Además
con la promesa de que en otro momento, él también le escribiría a
 ella.
Emocionado, Manuel cuenta que enseguida llamó por teléfono a
 la nieta para contarle la noticia. «Noté que no me respondía na­da,
 le pregunté qué le pasaba, y me dijo:“Ay, abuelo, es que me
dejaste sin palabras”».
A partir de entonces, la pequeña quedaría a la espera de la misiva
del Comandante, pero en la mañana del 26 de noviembre, cuando
 se despertó, supo que su carta ya nunca llegaría.
«Para todos en la casa significó un momento de mucha tristeza
—cuenta Manuel—, nun­ca pensamos que aquel mensaje para
 Da­niela sería un último recuerdo».
Más que una reliquia familiar, para él, las palabras de Fidel a su
 nieta constituyen una prueba de su grandeza como ser humano.
«Es un honor tener un documento como ese, con el cariño que
 lo hizo, para una niñita campesina del fondo de Pinar del Río»,
dice.
Por ello, aunque la muerte repentina del líder de la Re­vo­lución
 cortara la correspondencia, a Daniela le queda la dicha de haber
 intercambiado de manera breve con él, y de que el Comandante
 decidiera conservar una foto suya. Y también le queda su legado,
 ese que asegura que no haya un solo niño sin hospital o sin escuela,
 gracias al cual ella pu­do curarse de su enfermedad, y recuperar su
 pelo largo, y crecer, y ser feliz.

Tomado del Periodico Sierra Maestra

4 de diciembre de 2016

Un adiós a Fidel en Santa Ifigenia

El General de Ejército Raúl Castro rindió honores a Fidel al pie del mausoleo que guarda los restos del Comandante en Jefe, en el Cementerio de Santa Ifigenia. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
El General de Ejército Raúl Castro rindió honores a Fidel
 al pie del mausoleo que guarda los restos del Comandante
 en Jefe, en el Cementerio de Santa Ifigenia.
 Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
A las 6:50 de la mañana entran por el portón del
 Cementerio de Santa Ifigenia las cenizas de Fidel Castro.
 Hace una mañana espléndida de domingo, inusitadamente
 fresca en esta ciudad caribe, como si se hubieran confabulado
 los vientos para recibir al Comandante en Jefe sobre la tierra
 de Cuba.
Cuando frente al edificio administrativo de Santa Ifigenia se
 detiene el armón militar que ha peregrinado con la urna de cedro
 por casi toda la Isla, ya están alineados los miembros del Buró
 Político, con el General de Ejército Raúl Castro Ruz a la cabeza,
 en la explanada contigua frente al austero monumento donde
 reposarán las cenizas. El mausoleo es una piedra pulida, igual que
 las que abundan en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es
 de granito y proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de
 Santiago de Cuba. En el corazón de la roca, hay un tajo cuadrado
 donde va la urna, protegida por una placa que lleva grabado una
 sola palabra: Fidel.
Hay otros detalles que conmueven de este lugar, delimitado por
 helechos, palmas y las califas moradas de la Sierra Maestra, que
 también acompañan el Mausoleo de los Combatientes del Segundo
 Frente, donde yace Vilma Espín. A la derecha, una pared de
 hormigón donde se puede leer, en letras doradas, el concepto de
 Revolución que expresó Fidel el 1 de mayo de 2000 y que los
 cubanos han refrendado en estos días de luto.
Fidel no está solo en Santa Ifigenia. Lo acompañan cubanos que
 él adoró en vida, comenzando por José Martí, los mártires del
 ataque al Cuartel Moncada y los caídos en misiones internacionalistas.
 En el horizonte, las montañas de la Sierra Maestra. A unos pasos de
 su tumba, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales, 32
 generales de las guerras de Independencia contra el colonialismo
 español, los hermanos Frank y Josué País….
Cuando la banda de música interpreta las notas de la cantata
 “Eterno Fidel”, la pequeña urna que se guardaba dentro de la caja
 de cedro, llega hasta las manos de Dalia Soto del Valle, su esposa,
 que es la estampa de la dignidad y el dolor. Detrás de ella está la
 familia y justo frente, al otro lado del Mausoleo, más de 40 invitados
 internacionales, amigos del Comandante y personalidades que
 asistieron ayer al acto en la Plaza Antonio Maceo. Cuando el arca
con las cenizas llega hasta Raúl, sus manos ya no tiemblan. La
 coloca contra su pecho, la alza hasta el orificio en el interior de
 esta gran piedra y se le escapa un largo suspiro. Este momento
 de la ceremonia no dura más de tres minutos, pero pesan como
 horas sobre los hombros de todos los presentes. Corren lágrimas
 en los rostros de los curtidos guerrilleros, de las mujeres y
 hombres que están aquí. Pero no hay lamentos, ni gritos, ni gestos
 que distraigan la solemnidad de estos instantes.
A lo lejos solo se escucha la marcha que viene desde la Plaza
 Antonio Maceo hasta las cercanías de la necrópolis:
 “Yo soy Fidel”, “Yo soy Fidel”, y ese es el único sonido que se
alternará, como un eco allá a lo lejos, durante toda la ceremonia
 con el Himno Nacional, la música luctuosa, los pasos firmes de
 los soldados del Departamento de Ceremonias de las Fuerzas
 Armadas y las salvas de la artillería.
Después de colocar la tapa en el nicho, todo ocurre mucho más
 rápido. Toque de atención. Himno Nacional. 21 salvas de cañones.
 Una grabación con la voz de Fidel que nos devuelve el
 concepto de Revolución. Relevo de la guardia de honor, tanto la
 formada previamente ante el Mausoleo de Martí, como la que
 escolta el lugar de reposo de Fidel. Los presentes, incluidos las
 escoltas y los compañeros que cuidaron al líder de la Revolución
 en sus últimos años, depositan rosas blancas en la base del panteón.
 La fila comienza con Raúl y termina con el argentino Diego Armando
 Maradona, y entre uno y otro los presidentes Nicolás Maduro
Venezuela-, Daniel Ortega –Nicaragua-, Evo Morales –Bolivia-,
 Denis Sassou-Nguesso –Congo-, Malatu Teshome –Etiopía-,
Alfred Marie-Jeanne –presidente del Consejo Regional de La
 Martinica- y los ex mandatarios, Luiz Inacio Lula da Silva y
 Dilma Rousseff, de Brasil.
Como se había anunciado previamente, ha sido una ceremonia
 solemne y privada. Y aunque no se dijo
 en la nota que anunció la despedida en Santa Ifigenia, no
 sorprende que también sea profundamente conmovedora,
 escoltada por sus seres y muertos queridos, sin más lujo que
 el que poseen las piedras y los helechos de las montañas. A las
 7:40 de la mañana salieron los últimos dolientes del cementerio
 de Santiago de Cuba. Fidel descansa en paz.
 Hasta siempre, Comandante.

Raúl recibe la urna donde están las cenizas de Fidel. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Raúl recibe la urna donde están las cenizas de Fidel.
 Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Raúl deposita en la piedra la pequeña urna donde están las cenizas de Fidel. Se escucha un suspiro hondo. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Raúl deposita en la piedra la pequeña urna donde están
 las cenizas de Fidel. Se escucha un suspiro hondo.
 Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Raúl deposita la pequeña urna con las cenizas de Fidel. Se escucha un suspiro hondo. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Raúl deposita la pequeña urna con las cenizas de Fidel.
 Se escucha un suspiro hondo. Foto: Marcelino Vázquez
 Hernández/ ACN
Los presentes, incluidos las escoltas y los compañeros que cuidaron al líder de la Revolución en sus últimos años, depositan rosas blancas en la base del panteón. Foto: Marcelino Vázquez Hernández/ ACN
Los presentes, incluidos las escoltas y los compañeros que
 cuidaron al líder de la Revolución en sus últimos años, depositan
 rosas blancas en la base del panteón. Foto: Marcelino Vázquez 
Hernández/ ACN
El mausoleo es una piedra pulida, igual que las que abundan en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es de granito y proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de Santiago de Cuba. Foto: Marcelino Vásquez Hernández/ ACN
El mausoleo es una piedra pulida, igual que las que abundan
en los márgenes del Río Cauto, solo que esta es de granito y
 proviene del yacimiento de Las Guásimas, al este de Santiago
 de Cuba. Foto: Marcelino Vásquez Hernández/ ACN
Honras fúnebres del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en el Cementerio Santa Ifigenia. Foto: Periódico Sierra Maestra
Foto: Periódico Sierra Maestra
Honras fúnebres del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en el Cementerio Santa Ifigenia. Foto: Periódico Sierra Maestra
Foto: Periódico Sierra Maestra
Honras fúnebres del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en el Cementerio Santa Ifigenia. Foto: Periódico Sierra Maestra
Foto: Periódico Sierra Maestra
Honras fúnebres del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en el Cementerio Santa Ifigenia. Foto: Periódico Sierra Maestra
Foto: Periódico Sierra Maestra
Honras fúnebres del Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en el Cementerio Santa Ifigenia. Foto: Periódico Sierra Maestra
Foto: Periódico Sierra Maestra

Reporte de la cadena TeleSur sobre la ceremonia

de inhumación de las cenizas de Fidel

Tomado de Cubadebate 


Raúl Castro: “La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede”


El General de Ejército Raúl Castro Ruz (C), presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, preside el acto político por la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro, en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016. Foto: Omara García/ ACN.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz (C), presidente de los
 Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, preside el acto
 político por la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro,
 en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba,
 el 3 de diciembre de 2016. Foto: Omara García/ ACN.
 
Discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en el acto político en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Casto Ruz, en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, de Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Estimados Jefes de Estado y de Gobierno;
Destacadas personalidades que nos acompañan;
Compatriotas que se encuentran hoy aquí en representación de las provincias orientales y el Camagüey;
Santiagueras y santiagueros;
Querido pueblo de Cuba:
En la tarde de hoy, tras su arribo a esta heroica ciudad, el cortejo fúnebre con las cenizas de Fidel, que reeditó en sentido inverso la Caravana de la Libertad de enero de 1959, realizó un recorrido por sitios emblemáticos de Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, donde, al igual que en el resto del país, recibió el testimonio de amor de los cubanos.
Mañana sus cenizas serán depositadas en una sencilla ceremonia en el Cementerio de Santa Ifigenia, muy cerca del mausoleo del Héroe Nacional José Martí; de sus compañeros de lucha en el Moncada, el Granma y el Ejército Rebelde; de la clandestinidad y las misiones internacionalistas.
A pocos pasos se encuentran las tumbas de Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, y de la legendaria Mariana Grajales, madre de los Maceo, y me atrevo a improvisar en este acto, que también madre de todos los cubanos y cubanas.  Cercano también está el panteón con los restos del inolvidable Frank País García, joven santiaguero, asesinado por esbirros de la tiranía batistiana con apenas 22 años, un mes después de que cayera combatiendo en una acción en esta ciudad su pequeño hermano Josué.  La edad de Frank no le impidió acumular una ejemplar trayectoria de combate contra la dictadura, en la que se destacó como jefe del levantamiento armado de Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1956, en apoyo al desembarco de los expedicionarios del Granma, así como la organización del decisivo envío de armamento y combatientes al naciente Ejército Rebelde en la Sierra Maestra.
Desde que se conoció, ya tarde en la noche del 25 de noviembre, la noticia del deceso del líder histórico de la Revolución Cubana, el dolor y la tristeza se adueñaron del pueblo que, profundamente conmovido por su irreparable pérdida física, demostró entereza, convicción patriótica, disciplina y madurez al acudir de forma masiva a las actividades de homenaje organizadas y hacer suyo el juramento de fidelidad al concepto de Revolución, expuesto por Fidel el Primero de Mayo del año 2000.  Entre los días 28 y 29 de noviembre millones de compatriotas estamparon sus firmas en respaldo a la Revolución.
En medio del dolor de estas jornadas nos hemos sentido reconfortados y orgullosos, una vez más, por la impresionante reacción de los niños y jóvenes cubanos, que reafirman sus disposición a ser fieles continuadores de los ideales del líder de la Revolución.
En nombre de nuestro pueblo, del Partido, el Estado, el Gobierno y de los familiares reitero el agradecimiento más profundo por las incontables muestras de afecto y respeto a Fidel, sus ideas y su obra, que continúan llegando desde todos los confines del planeta.
Fiel a la ética martiana de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”, el líder de la Revolución rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida, insistiendo en que, una vez fallecido, su nombre y su figura nunca fueran utilizados para denominar instituciones, plazas, parques, avenidas, calles u otros sitios públicos, ni erigidos en su memoria monumentos, bustos, estatuas y otras formas similares de tributo.
En correspondencia con la determinación del compañero Fidel, presentaremos al próximo período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, las propuestas legislativas requeridas para que prevalezca su voluntad.
Con razón, el querido amigo Bouteflika, presidente de Argelia, expresó que Fidel poseía la extraordinaria capacidad de viajar al futuro, regresar y explicarlo.  El 26 de Julio de 1989, en la ciudad de Camagüey, el Comandante en Jefe predijo, con dos años y medio de antelación, la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista, y aseguró ante el mundo que si se dieran esas circunstancias, Cuba continuaría defendiendo las banderas del socialismo.
La autoridad de Fidel y su relación entrañable con el pueblo fueron determinantes para la heroica resistencia del país en los dramáticos años del período especial, cuando el Producto Interno Bruto cayó un 34,8% y se deterioró sensiblemente la alimentación de los cubanos, sufrimos apagones de 16 y hasta 20 horas diarias y se paralizó buena parte de la industria y el transporte público.  A pesar de ello se logró preservar la salud pública y la educación a toda nuestra población.
Vienen a mi mente las reuniones del Partido en los territorios: oriental, en la ciudad de Holguín; central, en la ciudad de Santa Clara, y occidental, en la capital de la república, La Habana, efectuadas en julio de 1994 para analizar cómo enfrentar con mayor eficiencia y cohesión los retos del período especial, el creciente bloqueo imperialista y las campañas mediáticas dirigidas a sembrar el desánimo entre la ciudadanía.  De esas reuniones, incluyendo la de occidente, que presidió Fidel, salimos todos convencidos de que con la fuerza y la inteligencia de las masas cohesionadas bajo la dirección del Partido, sí se podía y se pudo convertir el período especial en una nueva batalla victoriosa en la historia de la patria.
Entonces pocos en el mundo apostaban por nuestra capacidad de resistir y vencer ante la adversidad y el reforzado cerco enemigo; sin embargo, nuestro pueblo bajo la conducción de Fidel dio una inolvidable lección de firmeza y lealtad a los principios de la Revolución.
Al rememorar esos difíciles momentos, creo justo y pertinente retomar lo que sobre Fidel expresé el 26 de Julio de 1994, uno de los años más difíciles, en la Isla de la Juventud, hace más de 22 años, cito:  “…el más preclaro hijo de Cuba en este siglo, aquel que nos demostró que sí se podía intentar la conquista del Cuartel Moncada; que sí se podía convertir aquel revés en victoria”, que logramos cinco años, cinco meses y cinco días, aquel glorioso Primero de Enero de 1959, esto último añadido a las palabras textuales que dije en aquella ocasión (Aplausos).
Nos demostró “que sí se podía llegar a las costas de Cuba en el yate Granma; que sí se podía resistir al enemigo, al hambre, a la lluvia y el frío, y organizar un ejército revolucionario en la Sierra Maestra tras la debacle de Alegría de Pío; que sí se podían abrir nuevos frentes guerrilleros en la provincia de Oriente, con las columnas de Almeida y la nuestra; que sí se podía derrotar con 300 fusiles la gran ofensiva de más de 10 000 soldados”, que al ser derrotados el Che escribió en su Diario de Campaña, que con esa victoria se le había partido la columna vertebral al ejército de la tiranía; “que sí se podía repetir la epopeya de Maceo y Gómez, extendiendo con las columnas del Che y Camilo la lucha desde el oriente hasta el occidente de la isla; que sí se podía derrocar, con el respaldo de todo el pueblo, la tiranía batistiana apoyada por el imperialismo norteamericano.
“Aquel que nos enseñó que sí se podía derrotar en 72 horas” y aún menos, “la invasión mercenaria de Playa Girón y proseguir al mismo tiempo la campaña para erradicar el analfabetismo en un año”, como se logró en 1961.
Que sí se podía proclamar el carácter socialista de la Revolución a 90 millas del imperio, y cuando sus naves de guerra avanzaban hacia Cuba, tras las tropas de la brigada mercenaria; que sí se podía mantener con firmeza los principios irrenunciables de nuestra soberanía sin temer al chantaje nuclear de Estados Unidos en los días de la Crisis de los misiles en octubre de 1962.
“Que sí se podía enviar ayuda solidaria a otros pueblos hermanos en lucha contra la opresión colonial, la agresión externa y el racismo.
“Que sí se podía derrotar a los racistas sudafricanos, salvando la integridad territorial de Angola, forzando la independencia de Namibia y asestando un rudo golpe al régimen del apartheid.
“Que sí se podía convertir a Cuba en una potencia médica, reducir la mortalidad infantil a la tasa más bajas del Tercer Mundo, primero, y del otro mundo rico después; porque en este continente por lo menos tenemos menos mortalidad infantil de menores de un año de edad que Canadá y los propios Estados Unidos (Aplausos), y, a su vez, elevar considerablemente la esperanza de vida de nuestra población.
“Que sí se podía transformar a Cuba en un gran polo científico, avanzar en los modernos y decisivos campos de la ingeniería genética y la biotecnología; insertarnos en el coto cerrado del comercio internacional de fármacos; desarrollar el turismo, pese al bloqueo norteamericano; construir pedraplenes en el mar para hacer de Cuba un archipiélago cada vez más atractivo, obteniendo de nuestras bellezas naturales un ingreso creciente de divisas.
“Que sí se puede resistir, sobrevivir y desarrollarnos sin renunciar a los principios ni a las conquistas del socialismo en el mundo unipolar y de omnipotencia de las transnacionales que surgió después del derrumbe del campo socialista de Europa y de la desintegración de la Unión Soviética.
“La permanente enseñanza de Fidel es que sí se puede, que el hombre es capaz de sobreponerse a las más duras condiciones si no desfallece su voluntad de vencer, hace una evaluación correcta de cada situación y no renuncia a sus justos y nobles principios.”  Fin de la cita.
Esas palabras que expresé hace más de dos décadas sobre quien, tras el desastre del primer combate en Alegría de Pío, del que pasado mañana se cumplirán 60 años, nunca perdió la fe en la victoria, y 13 días después, ya en las montañas de la Sierra Maestra, un 18 de diciembre del año mencionado, al reunir siete fusiles y un puñado de combatientes, exclamó:  “¡Ahora sí ganamos la guerra! (Aplausos y exclamaciones de:  “¡Fidel, Fidel! ¡Ese es Fidel!”)
Ese es el Fidel invicto que nos convoca con su ejemplo y con la demostración de que ¡Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá! (Aplausos y exclamaciones de:  “¡Sí se puede!)  O sea, repito que demostró que sí se pudo, sí se puede y se podrá superar cualquier obstáculo, amenaza o turbulencia en nuestro firme empeño de construir el socialismo en Cuba, o lo que es lo mismo,  ¡Garantizar la independencia y la soberanía de la patria! (Aplausos.)
Ante los restos de Fidel en la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo Grajales, en la heroica ciudad de Santiago de Cuba,  ¡Juremos defender la patria y el socialismo! (Exclamaciones de:  “¡Juramos!)  Y juntos reafirmemos todos la sentencia del Titán de Bronce:  “Quien intente apropiarse de Cuba, recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la lucha! (Exclamaciones.)
¡Fidel, Fidel!  ¡Hasta la Victoria! (Exclamaciones de: “¡Siempre!)  (Exclamaciones de:  “¡Raúl es Fidel! y de:  “¡Raúl, tranquilo, el pueblo está contigo!”
El General de Ejército Raúl Castro Ruz (C), presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, preside el acto político por la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro, en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016. Foto: Omara García/ ACN.
El General de Ejército Raúl Castro Ruz (C), presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, preside el acto político por la desaparición física del Comandante en Jefe Fidel Castro, en la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016. Foto: Omara García/ ACN.

Tomado de Cubadebate