31 de marzo de 2013

República Centroafricana: la rebelión que concluyó en golpe de Estado


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La Habana (PL) La coalición guerrillera Seleka, de República Centroafricana, echó del poder en poco tiempo al presidente, Francois Bozizé, quien se refugió en Camerún, mientras su familia y colaboradores lo hicieron en la República Democrática del Congo.
Concluyó así, al menos, la parte más perceptible de un conflicto armado caracterizado por los vaivenes en el teatro de operaciones militares y las indefiniciones respecto a cómo obrar para mantener la conducción del país, rico en oro, uranio y diamantes, pero ubicado entre los 10 más pobres del mundo.

De todas formas, sólo finalizó una parte de la trama, pues falta por definirse la capacidad de gestión del nuevo poder, cuyos líderes ya fueron censurados por la Unión Africana (UA) y por el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y en cuya trayectoria se teme que caigan en excesos y actos criminales contra la población civil.

En lengua Sango, Seleka significa alianza o unión y fue integrada el año pasado por cuatro organizaciones guerrilleras que habían firmado acuerdos de paz con la administración de Bozizé y que se quejaban por sus incumplimientos, entre otros la admisión de exguerrilleros en el ejército.

Ese movimiento, formado en agosto de 2012 por facciones de la Unión de Fuerzas Democráticas para la Integración (UFDR), la Convención de Patriotas para la Justicia y la Paz (CPJP) y el Frente Democrático de los Pueblos de África Central (FDPC), entre otros, reúne en conjunto a unos tres mil efectivos.

Medios de prensa recordaron que esa agrupación rechazó negociar con Bozizé, pero los rebeldes no descartaron hacerlo "con los jefes de Estado de África Central que tienen a soldados desplegados en la República Centroafricana", al parecer previendo una acción conjunta de los gobiernos de la región que los eliminara.

No obstante, esa coalición no es un ente benéfico, lo cual ilustraron los sucesos de Dekoa, a 200 kilómetros al norte de Bangui, capital de República Centroafricana, donde dieron fuego a 200 casas y tras esos incendios unos 500 pobladores debieron huir y refugiarse en difíciles condiciones en la parroquia del lugar. Tampoco es una organización homogénea, pues se dieron hechos de discrepancias por acciones que no contaron con el respaldo directo de toda la formación como los relacionados con el trato a la población de confesión islámica.

"Han surgido informes de abusos a los derechos humanos, que incluyen matanzas, violaciones y saqueos. Los habitantes de algunos barrios de Bangui ya expresaron su temor a represalias por apoyar a Bozizé", apuntó Tendai Marima en el sitio web de asuntos africanos GuinGuinbali.com.

El politólogo alemán Andreas Mehler opina que el cambio a la cabeza del Estado puede señalar el comienzo de un régimen autoritario, y la imposición de una política menos inclusiva "se considera que por lo menos algunos componentes rebeldes tienen ese tipo de agenda".

Todo comenzó "ayer"

El 10 de diciembre pasado la guerrilla ocupó las ciudades norteñas de Ndele, Sam Ouandja y Ouadda, y luego fue hacia el centro del país, donde conquistó otros lugares sin hallar resistencia: Bria, Bambari, Grimari, Kabo, Kaga-Bandoro, Dekoa, Sibut, pero cuando llegó a Damara, a 75 kilómetros de Bangui, fue el preámbulo del fin.

La contienda entre la alianza y el gobierno se decidió en horas, luego de fracasar el establecimiento de la autoridad de un gabinete de "unidad nacional", prácticamente invalidado apenas concebido y en el cual jefes insurgentes poseían carteras.

Esta parte de la historia sucede a la de 2007, cuando hubo otro pacto para la distensión entre insurgentes y el gobierno.

El 11 de enero guerrilleros, la oposición política y el gobierno firmaron un acuerdo de paz en Libreville, la capital de Gabón, que para el auditorio africano tenía escasas probabilidades de éxito, ya que fue redactado con premura y apenas con tiempo para que las partes en conflicto negociaran.

Así el pasado 24 de febrero debió comenzar la retirada de rebeldes hacia tres áreas de reagrupación en Ndele, Bria y Bambari, donde se iniciarían el desarme y desmovilización bajo la autoridad de la misión militar multinacional africana en la región central del continente (Fomac), pero eso quedó en el anuncio.

Así el pacto alcanzado bajo auspicios de la comunidad internacional y con la mediación de los mandatarios de la Comunidad Económica de los Estados del África Central (CEAC), resultó para muchos un acto en extremo aceptado por el presidente Bozize, lo cual argumentaría la abulia política gubernamental para cumplirlo.

Por aquel entonces Francois Bozizé emitió dos decretos, uno permitía liberar a los prisioneros políticos y el otro al levantamiento del toque de queda, dos demandas de los rebeldes, quienes estaban dispuestos a retomar las armas, en caso de que tales solicitudes resultaran improcedentes a la consideración del mandatario.

Según el documento presidencial, "las personas presas, detenidas, condenadas a partir de 15 de marzo de 2012, hasta la fecha de ese decreto están libres. Esta medida se aplica a los prisioneros políticos y de guerra mencionados en los acuerdos (de paz) de Libreville".

Las demandas de los insurgentes no fueron prioridades en el entendimiento, aunque admitieron la autoridad representada por un primer ministro que contaba consenso, el opositor Nicolas Tiangaye, quien desde su aceptación llamó a todas las partes a un comportamiento tolerante dirigido a lograr la estabilidad.

Según los insurgentes -probablemente más de tres mil, incluyendo exmilitares, alzados en armas en diciembre último en el norte del país- el mandatario incumplía en cuanto a la liberación de presos políticos y la salida de los 400 a 500 militares sudafricanos desplegados para reforzar al ejército de República Centroafricana.

El 18 de marzo, la coalición guerrillera se ubicó en Boali, a menos de 30 kilómetros de Bangui, la capital de República Centroafricana, desde donde hizo presión a las tropas de Bozize, un pulseo que a la postre mostró la incapacidad del ejército para detener una probable ofensiva final.

"Nuestras tropas tomaron Boali, a menos de 50 kilómetros de Bangui, y avanzan hacia la entrada de la ciudad, afirmó un vocero rebelde identificado como Eric Massi.

El mando de Seleka llamó a sus tropas y al ejército, principalmente en la urbe, a que se mantengan el orden y la conducta correcta, que no se cometan abusos contra la población, ni saqueo, robo, violación en caso de enfrentamientos. "Para nosotros, lo más importante es que nuestras tropas sean disciplinadas", agregó el vocero.

Ya hacía un día que la alianza tenía retenidos a cinco ministros del Gobierno de Unidad, quienes fueron impedidas de regresar a la capital tras participar en unas conversaciones de paz con responsables de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Unión Europea.

El mensaje que acompañó a la retención de los titulares fue que "le damos a Bozizé y a los que le acompañan 72 horas para cumplir nuestras demandas o retomaremos las hostilidades", dijo otro portavoz de Seleka, el coronel Sylvain Bordas, tras la reunión con autoridades internacionales celebradas en la localidad de Sibut.

Tras expirar el ultimátum dado al presidente para cumplir las demandas los guerrilleros avanzaron rápidamente hacia Bangui.

La última escala

Con una clara ventaja táctica, la coalición Seleka atacó una central eléctrica con lo cual cortó el suministro de energía en la capital, el próximo paso fue evadir los obstáculos para entrar en la ciudad por el sector norte, pese a la presumible resistencia a la que se enfrentaría, entre otras la de los soldados sudafricanos.

Pero las condiciones operativas favorecían a las acciones irregulares de la guerrilla y así los rebeldes pasaron de la periferia de la ciudad a su corazón, con ataques a centros más simbólicos, representativos de la institucionalidad, como el Palacio Presidencial, el Parlamento y la radioemisora nacional.

Para los analistas políticos ese empeño de destruir los símbolos de la gobernabilidad, y el desplazamiento del presidente electo le dio carácter de golpe de Estado a esta etapa de la rebelión en República Centroamericana, afectada por un evento bélico como otros dos países de la francofonía en el continente: Mali y Congo Democrático.

* Periodista de la Redacción Africa de Prensa Latina

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