Asunción,
16 mar (PL) Organizaciones paraguayas evocaron el sangriento desalojo
campesino de junio pasado en Curuguaty y advirtieron del delicado estado
de salud de Rubén Villalba, uno de los labriegos presos, tras 50 días
en huelga de hambre.
Sectores populares se concentraron frente al Panteón de los Héroes en
el centro de esta capital y marcharon después por calles principales de
Asunción al cumplirse el noveno mes del hecho, en el cual murieron 11
campesinos y seis policías.
Los protestantes pidieron la
liberación de los presos tras nueve meses de encierro sin juicio, la
urgente prisión domiciliaria para dos de las detenidas con avanzado
estado de gestación y la separación del fiscal Jalil Rachid por su
vinculación con los grandes latifundistas.
En el mismo
Curuguaty, la Asociación de Familiares de las Víctimas de la Masacre
desfilaron por las calles de esa comunidad y demandaron el
esclarecimiento real de lo ocurrido, así como la libertad de los
labriegos considerados presos políticos.
Denunciaron también
que el lamentable incidente fue utilizado para justificar el golpe de
Estado parlamentario contra el gobierno constitucional del presidente
Fernando Lugo.
Paralelamente, se conocieron las declaraciones de
la exministra de Salud, Esperanza Martínez, quien visitó a Villalba en
el hospital al cual fue llevado por el empeoramiento de su salud,
debido a la negativa a ingerir alimentos en protesta por su prisión y la
de sus compañeros.
Martínez se dirigió públicamente al
presidente Federico Franco y lo responsabilizó de cualquier desenlace
fatal en el caso de Villalba y añadió que la causa de esas prisiones fue
la de justificar la expedita destitución del gobierno elegido por los
paraguayos. |
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