Por Ilsa Rodriguez Beijing,
15 mar (PL) Una nueva dirigencia formada por experimentados hombres y
mujeres ocupa hoy el escenario político de China, comprometida a
impulsar a este gran país hacia un nivel superior de desarrollo en medio
de perentorias necesidades sociales y crisis economía mundial.
La confirmación como presidente de Xi Jinping y de Li Kegiang como
primer ministro, junto a otras caras nuevas al frente del parlamento
nacional, Zhang Dejiang, y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo
Chino, Yu Zhengsheng, entre otros cargos, conforman la nueva
tripulación responsable de conducir la nación por rutas llenas de
desafíos.
Xi asumió la secretaría general del Partido Comunista
de China (PCCh) en el XVIII Congreso celebrado en noviembre pasado en el
Gran Palacio del Pueblo, una posición que lleva aparejada la
presidencia del país, cargo en el que fue confirmado la víspera por la
Asamblea Popular Nacional (APN).
El parlamento respaldó hoy como
jefe del gobierno a Li Kegiang, integrante del selecto Comité
Permanente del Buró Político del PCCh en el curso de un proceso de
cambios de esta XII legislatura.
Xi y Li sustituyen
respetivamente a Hu Jintao y a Wen Jiabao en los cargos de presidente y
primer ministro luego de ambos cumplieron los dos mandatos de cinco años
que establece la ley.
Otros ministros y altos cargos en la cúpula gobernante china también fueron sustituidos por iguales razones.
Funcionarios políticos no han tenido reparo en declarar a la prensa que
entre los desafíos fundamentales que enfrenta la nueva dirigencia
figuran reducir la brecha entre pobres y ricos, solucionar problemas
ambientales, elevar el bienestar social y luchar sin descanso contra la
corrupción.
Para el economista Li Yining, quien ha siguido de
cerca el debate nacional sobre estos temas, lo que hace más conplejo
esos desafíos es que deben ser enfrentados al tiempo que es necesario
cumplir otros compromisos como avanzar la urbanización y estimular el
consumo interno.
Todas estas y otras muchas tareas son llamadas a
realizarlas en medio de un ambiente de austeridad, sin fanfarrias ni
excentricidades, una política que ha desarrollado y cumplido el líder Xi
Jinping, quien ya prohibió banquetes, banderolas, alfombras rojas,
regalos y otros procederes derrochadores.
El contacto directo
con la población, conocer sus inquietudes, anhelos y disgustos aparece
también entre las prioridades de los nuevos líderes de China, quienes
han acudido personalmente a remotas áreas del país para conocerlas de
primera mano.
Como parte del proceso de profundizar las reformas
y la apertura de China que preconiza su dirigencia, el país está
inmerso en un cambio en la estructura de gobierno que acaba de aprobar
la XII APN, encaminado a disminuir la burocracia y elevar la eficiencia.
Ese programa contempla reducir a 25 los actuales 27 ministerios con la
desaparición del de Ferrocarriles (uno de los mega-ministerios), la
fusión de las funciones de salud y de población y planificación
familiar, y la elevación del rango de la actual Administración Estatal
de Alimentos y Medicamentos.
Esta reestructuración, la séptima
en 30 años, persigue transformar las funciones gubernamentales con la
reducción de la intervención estatal en el mercado y asuntos sociales, y
eliminar la duplicidad de funciones, la baja eficiencia y la
burocracia, según los especialistas.
En medio de este complejo
entramado, los nuevos líderes estrenan políticas novedosas para evitar
un estancamiento de China cuando el mundo y sus principales mercados
sufren una crisis económica que debilita las exportaciones, con la
elevación del nivel adquisitivo de sus pobladores.
Con una
población que supera los mil 300 millones de habitantes, China puede
conseguir ingresos multimillonarios de su propia población en el mercado
interno, cuando logre estrechar la actual brecha entre pobres y ricos y
los residentes rurales tengan salarios que les permitan un mejor nivel
de vida. |
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