Washington,
8 dic (PL) Las negociaciones sobre el llamado abismo fiscal se
mantienen hoy sin avances, mientras las agencias federales se preparan
para el peor escenario, y los republicanos aseguran que el presidente
Barack Obama es el culpable del estancamiento.
El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, acusó la
víspera al mandatario de que se perdiera una semana más de
conversaciones en torno a la crisis.
Boehner, republicano por el
estado de Ohio, aseguró que apenas 24 días antes de la fecha tope, no
existen avances y expresó su frustración de que Obama no respondiera a
su propuesta que incluye 800 mil millones de dólares en nuevos tributos
como parte del plan de reducción de la deuda pública.
Las
negociaciones transcurren al más alto nivel, y se concentran ahora solo
entre Obama y Boehner, ni siquiera participa el vicepresidente Joseph
Biden ni el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, ni
la jefa de la minoría del partido azul en la Cámara baja, la congresista
por California Nancy Pelosi.
Biden asistió ayer a un almuerzo
con varios ciudadanos de la clase media en un restaurante del estado de
Virginia, como parte de la ofensiva de relaciones públicas lanzada por
la Casa Blanca en los últimos días.
Obama insiste en que no
rubricará ningún acuerdo que no incluya un aumento de impuestos de los
estadounidenses que ganan más de 250 mil dólares anuales.
El
secretario del Tesoro, Timothy Geithner, aseguró incluso que el Gobierno
está dispuesto a arriesgarse a sumirse en el abismo fiscal con tal de
no ceder en esa demanda, declaraciones que Boehner calificó de
insensatas.
Por otra parte, las agencias federales se aprestan
este fin de semana a puntualizar sus planes de contingencia ante la
posibilidad de los recortes presupuestarios y alzas impositivas que se
impondrán si no se logra un acuerdo sobre esta crisis.
Si en los
próximos días Obama y el liderazgo republicano en el Congreso no
alcanzan un arreglo, algunas agencias gubernamentales prevén licencias
obligatorias para los trabajadores federales, mientras otras disminuyen
sus niveles de contrataciones y posponen programas ya aprobados.
El Ejecutivo indicó al Pentágono y agencias civiles que se preparen
para el peor de los escenarios, pero funcionarios que están al frente de
esos departamentos, desde hace varios meses han tomado medidas
paliativas de emergencia.
El sistema judicial será uno de los
más afectados, pues enfrentará pérdidas por 555 millones de dólares para
el próximo año, de acuerdo con más del ocho por ciento de reducciones
que sufrirán las agencias civiles. Varios tribunales distritales
cerrarán al menos un día a la semana, según los planes.
Los
jueces y los fiscales verán reducidos sus niveles de seguridad en las
cortes, pues sus guardias verán recortados sus horarios de trabajo,
mientras se impondrán también licencias de hasta cuatro semanas a los
empleados, y habrá significativas demoras en los juicios, alertó el
diario The Washington Post.
Los militares no se quedan detrás en
esta carrera contra el tiempo. El Pentágono, por ahora, impondrá una
congelación inmediata de las plantillas de sus empleados civiles, lo que
traerá serios inconvenientes para el funcionamiento de las fuerzas
armadas y sus estructuras de apoyo, además de otras afectaciones
directas a las tropas.
Medios de prensa estadounidenses señalan
que esta cadena de medidas traerá también enfrentamientos entre los
sindicatos y sus empleadores en todos los niveles, en particular en
aquellas entidades en la que comiencen a recortar. |
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