Por Odalys Buscarón Ochoa
Moscú,
27 dic (PL) Con partidarios y detractores, la enmienda legislativa
sobre la prohibición de adopciones de niños rusos por estadounidenses
abrió un amplio debate en la sociedad, y llamó la atención del Gobierno
hacia la situación de miles de menores huérfanos.
La legislación está contenida en la denominada ley "Dima Yakovlev" -el
pequeño de casi dos años que murió en Estados Unidos meses después de
ser adoptado-, sancionada por las dos cámaras del Parlamento de este
país.
En su origen, como respuesta al Acta "Magnitsky", adoptada
por el Congreso de Estados Unidos, la normativa marcó, sin duda, un
antes y un después en el tema, inserto en todos los ámbitos de la
opinión pública nacional.
Seis años atrás en la prensa rusa
comenzaron aparecer con regularidad historias acerca del trágico destino
de algunos menores adoptados por familias norteamericanas, y de la
escasa, o en muchos casos, ausencia de transparencia en los procesos de
acogida.
Tras prolongadas negociaciones con Estados Unidos,
Rusia consiguió regularizar la situación mediante la firma en julio de
2011 de un convenio en materia de adopciones, vigente desde noviembre
último.
Con ese paso, según el representante de los Derechos del
Niño ante el Presidente ruso, Pavel Astajov, se cerró una larga
historia del caos que reinaba en la acogida de menores sin amparo
filial, en la cual intervenían incluso agencias y organizaciones que no
estaban legalmente acreditadas.
El defensor público remarcó como
principal logro del convenio bilateral el hecho de que supone una
activa participación rusa en todo el proceso, desde la solicitud,
entrega del menor a los padres adoptivos, hasta el seguimiento de cada
caso.
Sin embargo, la realidad parece ser otra, pues hasta el
propio presidente Vladimir Putin deploró recientemente que los
representantes consulares rusos no tienen acceso a los tribunales
durante juicios relacionados con los niños adoptados, y mucho menos, a
un seguimiento "in situ" de los casos.
En toda la historia de
nuestras añejas relaciones (con Estados Unidos) han sido sacados de
Rusia más de 100 mil menores, muchos de los cuales desaparecieron de
nuestro campo visual, comentó el consejero del Kremlin.
De acuerdo con la fuente, entre 2000 y 2011 cerca de 65 mil infantes fueron sacados del país por extranjeros.
Estados Unidos figura en primer lugar por la cantidad de niños
adoptados, cifra que el pasado año ascendió a 956 menores, y desde la
década de 1990 llega a 60 mil, acotó.
La opinión pública rusa se
conmocionó, cuando en abril de 2010 una madre adoptiva estadounidense
devolvió a su país de origen a un menor de siete años, solo en avión y
con una nota en la que renunciaba a sus obligaciones.
Desde
antes se suscitaron otros escándalos en Estados Unidos por maltratos y
hasta de muertes de niños aún sin esclarecerse, o que quedaron impunes
como el fallecimiento del bebé Dima Yakovlev, por negligencia del padre
adoptivo.
Al igual que la mayoría de los parlamentarios que
refrendaron con su voto la iniciativa legislativa, Mijail Yashin,
apoderado del presidente, dijo que Putin debía asumir la responsabilidad
y firmar la ley, a fin de que la sociedad rusa reflexione
definitivamente sobre la problemática de estos niños.
Opinó que Rusia por si sola debía resolver sus problemas, lo concerniente a los menores huérfanos, inclusive.
Al margen del texto normativo, considero que es el momento para detener
las adopciones por extranjeros, subrayó a la sazón la representante de
la dirección regional del Fondo Ruso de la Infancia, Raisa Skrynnikova.
Estoy de acuerdo en que es el momento correcto de frenar la salida de
niños hacia América, declaró la activista, al tiempo que lamentó que
hayan muchas familias rusas deseosas de adoptar, pero las casas de
acogida no tienen interés en entregar los huérfanos a rusos, apostilló.
Para las entidades humanitarias, el problema de la orfandad se agrava
cada año, al aumentar de forma permanente la cifra de menores
abandonados por sus progenitores o desamparados, tras la muerte de
estos.
Estadísticas de 2011 sitúan a esa categoría social en 654
mil 355, estimada en un 2,1 por ciento de la población infantil del
país.
Durante el gran debate, voces autorizadas clamaron por el
fin de la comercialización lucrativa con la trágica situación de los
niños abandonados y por una atención sistemática del Gobierno.
La ley aprobada trazó sin duda el inicio del largo camino para erradicar
la orfandad, como uno de los problemas más graves en Rusia. |
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