27 de diciembre de 2012

Ley abre paso a debate social sobre orfandad en Rusia




Por Odalys Buscarón Ochoa

Moscú, 27 dic (PL) Con partidarios y detractores, la enmienda legislativa sobre la prohibición de adopciones de niños rusos por estadounidenses abrió un amplio debate en la sociedad, y llamó la atención del Gobierno hacia la situación de miles de menores huérfanos.
La legislación está contenida en la denominada ley "Dima Yakovlev" -el pequeño de casi dos años que murió en Estados Unidos meses después de ser adoptado-, sancionada por las dos cámaras del Parlamento de este país.

En su origen, como respuesta al Acta "Magnitsky", adoptada por el Congreso de Estados Unidos, la normativa marcó, sin duda, un antes y un después en el tema, inserto en todos los ámbitos de la opinión pública nacional.

Seis años atrás en la prensa rusa comenzaron aparecer con regularidad historias acerca del trágico destino de algunos menores adoptados por familias norteamericanas, y de la escasa, o en muchos casos, ausencia de transparencia en los procesos de acogida.

Tras prolongadas negociaciones con Estados Unidos, Rusia consiguió regularizar la situación mediante la firma en julio de 2011 de un convenio en materia de adopciones, vigente desde noviembre último.

Con ese paso, según el representante de los Derechos del Niño ante el Presidente ruso, Pavel Astajov, se cerró una larga historia del caos que reinaba en la acogida de menores sin amparo filial, en la cual intervenían incluso agencias y organizaciones que no estaban legalmente acreditadas.

El defensor público remarcó como principal logro del convenio bilateral el hecho de que supone una activa participación rusa en todo el proceso, desde la solicitud, entrega del menor a los padres adoptivos, hasta el seguimiento de cada caso.

Sin embargo, la realidad parece ser otra, pues hasta el propio presidente Vladimir Putin deploró recientemente que los representantes consulares rusos no tienen acceso a los tribunales durante juicios relacionados con los niños adoptados, y mucho menos, a un seguimiento "in situ" de los casos.

En toda la historia de nuestras añejas relaciones (con Estados Unidos) han sido sacados de Rusia más de 100 mil menores, muchos de los cuales desaparecieron de nuestro campo visual, comentó el consejero del Kremlin.

De acuerdo con la fuente, entre 2000 y 2011 cerca de 65 mil infantes fueron sacados del país por extranjeros.

Estados Unidos figura en primer lugar por la cantidad de niños adoptados, cifra que el pasado año ascendió a 956 menores, y desde la década de 1990 llega a 60 mil, acotó.

La opinión pública rusa se conmocionó, cuando en abril de 2010 una madre adoptiva estadounidense devolvió a su país de origen a un menor de siete años, solo en avión y con una nota en la que renunciaba a sus obligaciones.

Desde antes se suscitaron otros escándalos en Estados Unidos por maltratos y hasta de muertes de niños aún sin esclarecerse, o que quedaron impunes como el fallecimiento del bebé Dima Yakovlev, por negligencia del padre adoptivo.

Al igual que la mayoría de los parlamentarios que refrendaron con su voto la iniciativa legislativa, Mijail Yashin, apoderado del presidente, dijo que Putin debía asumir la responsabilidad y firmar la ley, a fin de que la sociedad rusa reflexione definitivamente sobre la problemática de estos niños.

Opinó que Rusia por si sola debía resolver sus problemas, lo concerniente a los menores huérfanos, inclusive.

Al margen del texto normativo, considero que es el momento para detener las adopciones por extranjeros, subrayó a la sazón la representante de la dirección regional del Fondo Ruso de la Infancia, Raisa Skrynnikova.

Estoy de acuerdo en que es el momento correcto de frenar la salida de niños hacia América, declaró la activista, al tiempo que lamentó que hayan muchas familias rusas deseosas de adoptar, pero las casas de acogida no tienen interés en entregar los huérfanos a rusos, apostilló.

Para las entidades humanitarias, el problema de la orfandad se agrava cada año, al aumentar de forma permanente la cifra de menores abandonados por sus progenitores o desamparados, tras la muerte de estos.

Estadísticas de 2011 sitúan a esa categoría social en 654 mil 355, estimada en un 2,1 por ciento de la población infantil del país.

Durante el gran debate, voces autorizadas clamaron por el fin de la comercialización lucrativa con la trágica situación de los niños abandonados y por una atención sistemática del Gobierno.

La ley aprobada trazó sin duda el inicio del largo camino para erradicar la orfandad, como uno de los problemas más graves en Rusia.

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