El soldado estadounidense que presuntamente mató a balazos a 16 civiles afganos mientras dormían fue captado en un video de seguridad que lo muestra regresando a la base y levantando los brazos en señal de rendición, dijo un funcionario afgano que vio las imágenes. (Fuente: The Associated Press)
Las relaciones entre el invasor Estados Unidos y el gobierno afgano se encuentran en tal estado de extrema crítica, que hay que apresurarse en encontrar un chivo expiatorio, un presunto atacante solitario, probablemente “perturbado mental”, para intentar acallar la acumulada indignación de la población.
Pero aún concediendo que uno solo haya sido el perpetrador de semejante masacre, lo que conocedores in situ lo ponen en duda, ya que la operación tiene el mismo corte de otras ejecutadas por comandos en el propio país asiático y en Iraq, habría que preguntarse: ¿por qué se dan esos monstruos en territorios ocupados?
Una elemental lógica nos puede proporcionar pistas certeras, y es la lógica misma de la ocupación extranjera, que constituye un acto de violencia prolongada, de desprecio a los seres humanos y los valores de la nación humillada. Cualquiera vale en los ejércitos y centros de reclutamientos imperiales para enviarlo a pisotear la dignidad ajena, y si se trata de sicópatas y desalmados asesinos potenciales, mejor que mejor.
Puede que se llegue a juzgar al soldado estadounidense en cuestión, como Washington ha prometido, aunque nada asegura que será en Afganistán como reclaman con toda juzteza sus autoridades. Pero permanecerá el temor de que hechos parecidas se repitan en el futuro, porque los favorece el entorno más propicio para los monstruos.
(Tomado de Cubadebate)
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