En un acto totalmente fuera de programa, el Papa Benedicto XVI salió a la acera del Colegio Miraflores, en León, Guanajuato, donde se hospedó durante su visita a México, para dirigirse a los miles de feligreses que lo esperaban y pedían su presencia, mientras un mariachi tocaba el ”Cielito lindo”.
Inesperadamente, el Pontífice volvió a ponerse un sombrero charro que le proporcionó una joven integrante del mariachi y dedicó un breve mensaje a las miles de personas que lo vitoreaban.
“Muchísimas gracias por este entusiasmo”, dijo Benedicto XVI que habló en italiano, y lo tradujo el nuncio apostólico Christophe Pierre.
“Nunca, nunca, he sido recibido con tanto entusiasmo”, siguió el Pontífice. “Debo decir que México va a permanecer siempre en mi corazón”.
Y en su breve discurso, acabó por echarse a la gente a la bolsa al decir: “Ahora puedo entender por qué el Papa Juan Pablo II decía ‘ahora me siento un Papa mexicano’”.
El mariachi y los desbordados feligreses podían haber iniciado una fiesta de toda la noche ahí mismo, pero el Papa remató: “Queridos amigos yo me siento muy bien con ustedes, pero deben entender que tengo otro viaje a Cuba, pero me voy a retirar dándoles mi bendición”, y tras impartirla en latín, concluyó: “¡Buenas noches!”.
(con información de Agencias/Aporrea)
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