Washington, 6 abr (PL) Aunque aún resta un largo camino para llegar a la Convención Nacional Republicana, el candidato que debe alcanzar la nominación por esa fuerza parece decisión cantada: Mitt Romney goza hoy de un marcado favoritismo para logarlo.
Tras sus triunfos en las primarias en Wisconsin, Maryland y el distrito de Columbia, el martes último, pocos analistas vaticinan una victoria para alguno de los rivales del exgobernador de Massachussets.
Debería ocurrir un descalabro para que Rick Santorum alcanzara el codiciado puesto y devenir quien se mida en las urnas frente al presidente Barack Obama en noviembre.
Cálculos matemáticos indican que resulta improbable que el exsenador de Pennsilvania alcance los mil 144 delegados necesarios para exhibir el visto bueno de los del partido del elefante.
Podría ocurrir que de aquí al 26 de junio, cuando tengan lugar las últimas consultas parciales en Utah, Romney tampoco obtenga el quórum.
En ese caso, al llegar a la cita del 27 al 30 de agosto en Tampa, Florida, los candidatos deberán liberar los candidatos acumulados y realizar una nueva votación en la cual se podrían adherir a cualquiera de los contendientes.
Tal sería casi la única oportunidad de Santorum de conquistar el favor de los conservadores, aunque esa posibilidad también podría corresponder al exlíder de la Cámara de Representantes Newt Gingrich y el legislador de Texas Ron Paul, actualmente muy lejos de la posición cimera.
Con la credencial prácticamente en el bolsillo, el equipo de Romney intenta dar la estocada final el próximo día 24, cuando Pennsilvania, Connecticut, Delaware, Rhode Island y Nueva York efectúen sus primarias.
La maquinaria electoral del candidato de fe mormona busca a toda costa conquistar el estado del noreste del país, de donde es oriundo Santorum, pues una derrota allí casi decretaría su salida de la contienda.
Ante tal panorama, Santorum, único candidato que profesa el catolicismo, anunció que descansará este fin de semana de Pascua para volcarse de lleno en el estado por el cual fungió como senador.
La víspera, el aspirante se reunió con un grupo de líderes de los movimientos conservadores y ultimó detalles de la estrategia para lograr permanecer en la liza, reportó el diario The Hill.
Aunque "fue una reunión realista", nunca se discutió su abandono; más bien se hizo énfasis en los movimientos tácticos enfocados en mejorar sus escasas posibilidades de obtener la nominación, comentó el rotativo.
Entre tales estratagemas estaría, incluso, convencer a Gingrich de salir de la competición a favor del exsenador, agregó.
Por lo pronto, los "pesos pesados" del ala conservadora que se han decantado por Romney: el expresidente George H. W. Bush y el gobernador de Florida Jeb Bush y el Tea Party, entre otros, ya soplan las velas del exgobernador para que su nave llegue a puerto lo antes posible. |
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