El Gobierno francés ha decidido elevar al máximo nivel la alerta por amenaza terrorista tras el suceso acontecido este lunes en la ciudad de Toulouse, en el que murieron tres niños y un adulto tiroteados por un individuo que abrió fuego contra los alumnos, padres y profesores del colegio judío Ozar Hatorah, que a esa hora esperaban junto a la verja para entrar a clase.
Las fuerzas de seguridad francesas han puesto en marcha un poderoso operativo de investigación para detener a los responsables del crimen. Unos 250 investigadores han sido encargados del caso. La Fiscalía Antiterrorista de París ha agrupado el caso del ataque a la escuela con los asesinatos de militares de origen magrebí ocurridos en la zona el pasado jueves y el domingo 11 de marzo.
El ministro del Interior, Claude Guéant, ha señalado que los investigadores siguen la pista de “ex militares expulsados de las Fuerzas Armadas” con opiniones de corte ultraderechista, pero aclaró que se trata solo de una de las pistas seguidas. El presidente Nicolas Sarkozy declaró anoche: “Sabemos que es la misma persona, la misma arma, que ha matado a los militares, a los niños y al profesor”.
La revista Le Point ha informado que la policía investiga a tres militares franceses de tendencia neonazi. Según la revista, los tres sospechosos formaban parte del 17 regimiento de Ingenieros paracaidistas de Montauban.
En 2008 la prensa francesa publicó unas fotos en las que aparecían haciendo el saludo nazi ante una cruz gamada, razón por la que fueron expulsados. Según Le Point, el perfil de los tres soldados se asemeja a la descripción que los testigos hicieron de los presuntos autores de los tiroteos en Toulouse y Montauban: musculoso, tatuado y vestido de negro.
Guéant ha confirmado que el asesino circulaba con una pequeña cámara de grabación de vídeos que se cuelga del cuello. “Las cámaras de seguridad muestran que el asesino llevaba un aparato para grabar vídeos. Esto añade un elemento al perfil del asesino. Alguien lo suficientemente cruel para pensar en grabarlo todo. Alguien muy frío, muy determinado, con gestos precisos, y muy cruel”.
Nicole Yardeni, presidenta del Consejo de las Instituciones Judías de Francia en la región, vio las imágenes de las cámaras de seguridad del colegio y las definió como “una cosa irreal. Se ve a un hombre que coge por el pelo a la niña y le mete una bala en la cabeza”, contó.
Los disparos del agresor han acabado con la vida de Jonathan Sandler, un rabino y profesor de religión de 30 años, llegado el año pasado desde Israel, y a dos de sus tres hijos, de cuatro y cinco años. Pocos minutos después ha muerto camino del hospital una tercera niña, de siete años, hija del director del colegio, Yaacob Monsonego. Una quinta víctima, un joven de 17 años, se debate entre la vida y la muerte.
“Nos enfrentamos a un individuo que elige a sus víctimas de una forma específica. Las elige por lo que representan”, afirmó Elisabeth Allannic, portavoz de la fiscalía de París.
El alcalde de Toulouse, Pierre Cohen, ha condenado en un acto de homenaje a las víctimas “estos actos racistas, que han atacado a musulmanes y judíos. Sabemos que ha sido una sola persona y que sus actos desprenden una ideología repugnante”, dijo, y añadió: “No podemos descartar que pueda ocurrir un cuarto acto de odio”.
(Tomado de El País)
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