Arte y hacer que trascienden el lienzo y la cartulina, y penetran en el espíritu de quienes lo perciben. Arte para contemplar y pensar, descubrir y soñar. Poseedor de prolífera y diversa obra, Ernesto Rancaño ha incursionado en el dibujo, la pintura y la escultura con piezas que provocan placidez o sobresalto, incertidumbre o claridad, dolor o placer.
En cuanto a mí, cada vez que enfrento la obra de este artista, advierto algo nuevo. Aunque en apariencia algunas de sus piezas posean cierta similitud formal, todas me inspiran sensaciones diferentes. Desde sus primeros pasos en el universo del arte hasta estos días, está el camino andado con su baúl de experiencias y vivencias, el esmerado oficio y la imaginación. Cualquiera sea el soporte escogido, prevalece siempre la fibra humana, ese sentimiento propio de quienes pintan con los hilos del corazón.
Ranca, como le dicen sus amigos más cercanos, es artista innato. Calibrada sensibilidad, instinto solidario y generoso espíritu, son el punto de partida de su obra y su conducta. No en balde se montó en la expedición de Silvio que navegó por las cárceles cubanas y, con Kcho, en su travesía por las zonas devastadas por los huracanes en Cuba, y luego por Haití cuando la tierra tembló y ensombreció a la nación hermana.
Lo cierto es que este virtuoso del pincel y el creyón, trae siempre consigo unas alas de colibrí que espantan el dolor y reaniman la esperanza. Yo guardo unas, por eso a veces me salvo del desamor y del olvido.
-Ranca, tu serie “Abrazos prohibidos” provoca sensaciones e interpretaciones disímiles en el espectador, ¿cómo surgió esta idea? ¿cuánto traen de ti cada una de las piezas que la componen?
-Hará media década, comencé un camino hacia las zonas más gélidas de mis semejantes. Los primeros pasos al dominio de los abrazos perdidos: encontré sus prisiones, las miradas que no miran, a los que prefieren dormir que soñar, a los que tienen que pedir permisos, a las madres que le cantan a sus hijos “duérmete que esta mañana está más triste el Sol”, a los que ya no querían la memoria, los de la última bala, y sobre esos pasos, encontré el abrazo más grande del mundo, que es el de la pena ajena que se vuelve propia y que habita en la esperanza, y encontré por fin, al abrazado, y eso dibujé. Y convertí la pena ajena en propia.
-En los últimos tiempos se percibe en tus obras una preferencia por el blanco y negro. ¿A qué se debe esta ausencia de color?
-La ausencia de color para mí es directamente proporcional al dolor y esta nuevas obras traen dolor.
-Recientemente te sumaste a la Brigada Martha Machado creada por Kcho para llevar sudor y arte a las zonas de Cuba devastadas por los huracanes Ike, Gustav y Paloma, y posteriormente a Haití, a causa del terremoto que arruinó el país. ¿Cuánto has crecido como ser humano y como artista junto a Kcho y su brigada?
-La brigada resultó ser un taller de lo correcto, de la buena conducta, de arte puro y noble. Me enseñó humildad, me hizo más útil, más amante de mi Isla y su proceso revolucionario. Me sentí en el justo camino de Fidel, abrazado además por Marti y nuestra historia. Por otra parte ha sido un lujo compartir escenarios creativos al lado de unos de los más grandes intelectuales de la Cuba de hoy. Me refiero a Kcho.
-Recientemente te convoqué a participar en varios proyectos colectivos y aceptaste estar con nosotros. ¿Cuánto te aporta compartir el espacio con creadores de distintas generaciones y estilos?
-Para mí es un placer real ser parte viva de la amistad y eso son tus proyectos, Chile.
-¿Cuánto crees que puede contribuir el arte al mejoramiento humano?
-Creo que el arte riega con esmero la belleza interior, y desde la belleza, se cura lo oscuro del alma. Y el alma luminosa cura al ser humano. Y un ser humano ennoblecido, cura a los demás. Los salva.
ERNESTO RANCAÑO
La Habana, 1968
Egresado de la Academia San Alejandro en 1991. Ha realizado más de una docena de exposiciones personales en Cuba, España, Estados Unidos, Panamá, México, Inglaterra, Colombia y República Dominicana, y participado en más de cincuenta exposiciones colectivas y numerosos proyectos en Cuba y el extranjero. Ha intervenido en la confección de numerosos murales colectivos. Sus series “- Mal, Buenos +” y “Abrazos Prohibidos”, por sólo citas las más recientes, recibieron la más cálida acogida del público y los elogios de la crítica especializada. Obras suyas ilustran importantes publicaciones de diversas editoriales. Forma parte de la Brigada “Martha Machado” que lidera el destacado artista cubano Alexis Leyva (Kcho), en la que ha cumplido un rol destacado en el afán de llevar el arte a las zonas más afectadas por el paso de huracanes en varias regiones de Cuba y el demoledor terremoto en Haití. Su obra goza de gran aceptación por su claro mensaje humano, hondo lirismo y esmerada factura.
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