Por Moisés Saab
El
Cairo (PL) A fines de agosto la República Islámica de Irán recibió de
Egipto la presidencia del Movimiento de Países No Alineados (Mnoal), en
una coyuntura regional y mundial compleja por el estado de cosas en el
Levante.
País islámico, aunque no árabe, el curso de los acontecimientos en el
Medio Oriente es vital para el Estado persa, asediado por crecientes
sanciones económicas de la Unión Europea, que se sumaron a las dictadas
por sucesivos gobiernos de Estados Unidos.
La aparente manzana
de la discordia es el programa nuclear iraní, pero en un análisis más
profundo resulta evidente que las causas de la pugna están enraizadas en
la vocación antinorteamericana de Teherán, que describe a Washington y
sus aliados atlánticos como "las potencias arrogantes".
Teherán
ha dado garantías de que su programa nuclear es de orientación civil y
pacífica, pero al mismo tiempo rehúsa hacer dejación de sus derechos a
dominar la tecnología atómica, la cual considera vital para sus planes
de desarrollo económico y científico.
Las fricciones adquirieron
un carácter más peligroso debido a insistentes amenazas del primer
ministro israelí, Benyamin Netanyahu, de lanzar un ataque militar contra
las centrales nucleares persas.
Fuentes oficiales en Irán
advirtieron que una ofensiva israelí encontraría una "respuesta
aplastante" tanto en su territorio como en otras partes del mundo, una
apreciación compartida por sectores políticos de Tel Aviv preocupados
por el belicismo y las tesis ultrasionistas de Netanyahu y su aliado más
reciente, el canciller Avidor Lieberman.
En ese contexto, la
República Islámica asumió el liderazgo del Mnoal, funciones que comenzó
con el pie derecho cuando el presidente egipcio, Mohamed Morsi, la
incluyó como uno de los cuatro miembros de un comité mediador para la
crisis siria.
Aunque el grupo, integrado además por Egipto,
Turquía y Arabia Saudita, apenas despegó, sirvió para evidenciar que
Irán tiene una influencia tangible en los asuntos del Medio Oriente y
está decidido a desempeñarla, en detrimento de la preeminencia de
Estados Unidos.
Para los iraníes, la presidencia rotativa del
Mnoal es una oportunidad dorada en términos diplomáticos a fin de llevar
adelante su ofensiva contra las crecientes sanciones económicas,
financieras y políticas decretadas en su contra por la Unión Europea y
los Estados Unidos con el fin de despojarla de los medios
imprescindibles para su defensa y desarrollo económico.
En ese
contexto Teherán anunció la expansión de lazos con varios de sus
vecinos, incluidos Turquía, Pakistán, con el cual se enlazará a través
de un gasoducto de costo multimillonario, y Afganistán.
En este
apartado ocupa capítulo aparte el acercamiento con Irak, posibilitado
por la retirada a principios de año de las tropas de ese país en misión
de combate, asentadas en las afinidades confesionales de los gobiernos,
encabezados por miembros de la secta chiíta del Islam.
Un punto
sobresaliente en lo que respecta a los lazos con ese país fue la visita a
Bagdad en el segundo semestre de 2011 del ministro de Defensa persa,
general Ahmed Vahidi, durante la cual fue recibido por las más altas
autoridades iraquíes con las que analizó la expansión de los lazos de
cooperación militar.
Fue un cambio sustancial en relación con la
hostilidad que a principios de la década de los Â�80 enfrentó a ambos
estados en una guerra que les costó centenares de miles de muertos y un
enorme nivel de destrucción.
De su lado, los iraníes
prosiguieron su programa militar defensivo y para noviembre anunciaron
haber alcanzado la autarquía en la provisión a sus fuerzas armadas de
los medios y equipos necesarios para la defensa, después de realizar
sendas maniobras terrestres, navales y aéreas.
En el ínterin
obligaron a alejarse a un drone de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que
violó su espacio aéreo restringido en el golfo Pérsico, un incidente
que no llegó a más por la contención mostrada por los iraníes, quienes
se contentaron con advertir que de repetirse la situación, actuarían de
la misma manera.
Como prueba al canto, semanas antes los mandos
militares iraníes reivindicaron la construcción del avión no tripulado
lanzado desde El Líbano que sobrevoló durante media hora territorio
israelí, operación durante la cual, afirmaron, recopiló información de
inteligencia.
Ya a fines de noviembre, los iraníes consiguieron
anotarse otro tanto de importancia en la sorda confrontación con Estados
Unidos: la captura de un drone de tecnología avanzada cuando cumplía
misiones de espionaje sobre su espacio aéreo en el golfo Pérsico y más
en específico sobre la central atómica persa de Busher, acorde con
precisiones de fuentes en Teherán.
En principio, los mandos
militares persas sólo aludieron a la captura de la nave espía no
tripulada sin precisar fecha, pero pocos días después divulgaron
imágenes del aparato y precisaron que la acción ocurrió el martes 27 de
noviembre y estuvo a cargo de cazas y medios de la defensa aérea del
Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica.
Más aún, en
respuesta al desmentido de portavoces del Pentágono, con esa sutileza
característica de las culturas orientales, anunciaron la extracción de
las entrañas del drone de una serie de datos y aconsejaron a Washington
contar bien sus medios.
*Jefe de la corresponsalía de Prensa Latina en Egipto. |
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