La policía griega
denunció que los activistas neonazis del grupo Alba Dorada quieren
usurpar su trabajo, después de que realizaran el viernes una operación
comando contra vendedores ambulantes inmigrantes. (Agencia Efe)
Aunque
salvando distancias históricas y detalles puntuales, la escena
descripta nos devuelve la imagen de la llamada noche de los cristales en
el barrio judío de Berlín, protagonizada por bandas nazis, simbólico
preludio de lo que vendría después. Sin embargo queda la esencia del
mismo sentido en lo acontecido en la capital de una Grecia acogotada por
la crisis económica y las insoportables condiciones impuestas por la
banca, alemana por añadidura. La policía griega se queja de usurpación
de funciones, pero cuando las huestes de Alba Dorada pidieron
identificación a vendedores ambulantes de aspecto extranjero y luego
destruyeron sus puertos y mercancías a patadas, agentes del orden y
otras personas que presenciaron el incidente nada hicieron. Al menos así
lo muestra un video.
En una Europa, donde 116 millones de personas “corren el riesgo de
caer en la pobreza”, según la Comisión Europea, también tiende a ganar
terreno la xinofobía y a retroceder los derechos democráticos. Otros
daños colaterales más están por verse.
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