Puerto
Príncipe, 12 jul (PL) A las 16:53 horas (21:53 GTM) del 12 de enero de
2010 un terremoto sacudió la tierra y la historia de Haití, pero al
cumplirse hoy dos años y medio de aquella tragedia, otros temblores
estremecen al país caribeño.
Recorrer las calles de esta capital es todavía encontrarse con los
vestigios del sismo: las calles siguen llenas de basuras y escombros,
las casas y los edificios destruidos, las fosas desbordadas, la gente
sin esperanza.
Unas 300 mil personas murieron como consecuencia
del temblor y dos millones quedaron sin viviendas, de ellos casi 400 mil
residen aún en campamentos de lona, donde la situación es cada vez más
crítica.
Según la Organización Internacional para las
Migraciones, la cuarta parte de los damnificados fueron presionados para
que abandonen las carpas en los últimos seis meses y organismos de
ayuda aseguran no dar abasto para tantas personas.
Pasan los
días y crece el número de enfermos de cólera, una epidemia que ya cobró
más de siete mil vidas, mientras, la Organización Panamericana de la
Salud estima que la cifra puede crecer debido a la temporada de lluvia y
las condiciones de insalubridad.
Menos dos por ciento de los
nueve millones de habitantes de este país tienen acceso al agua potable y
casi la totalidad de la infraestructura quedó destruida.
Así,
dos años y medio después del temblor la ayuda internacional apenas
llega, la economía haitiana es cada vez más insuficiente y los nueve mil
millones de dólares prometidos para la reconstrucción nadie sabe adónde
fueron a parar.
De acuerdo con datos de Naciones Unidas, Haití
recibió solo la mitad del pedido de ayuda para el año pasado y en 2012
nada más que 8,5 por ciento de lo previsto.
En 2011 la solicitud
de asistencia hecha por la ONU ascendió a 382 millones de dólares, de
los cuales fue entregado 55 por ciento, mientras para 2012 el reclamo
fue de 231 millones.
La escasez de recursos obligó a Naciones
Unidas a desembolsar ocho millones de dólares de su llamado Fondo
Central de Emergencia para poder enfrentar necesidades prioritarias de
los haitianos.
Según cifras oficiales, solo para el período
abril-junio de este año se requirieron casi 54 millones de dólares
destinados a asegurar los servicios dentro de los campamentos de
damnificados, proteger los campos agrícolas de eventuales inundaciones y
continuar el combate contra el cólera.
Mientras, el presidente
Michel Martelly asegura que su gobierno solo recibió un centavo de cada
dólar destinado por la comunidad internacional para la reconstrucción
del país.
El mandatario afirmó que las demoras en la reconstrucción responden a los propios mecanismos para distribuir la ayuda.
La revista independiente Dissident Voices reveló que del total de más
de dos mil millones entregados para financiar la asistencia humanitaria,
34 por ciento pasó a manos de donantes y militares y otro 28 fue a
parar a las agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales.
Esa publicación opinó que las ineficiencias y corrupción imperantes en
los mecanismos de entrega de los fondos conllevó a que el mayor receptor
individual del dinero del terremoto fuera el gobierno estadounidense.
Justo después del sismo, esa Administración asignó 379 millones en
ayuda inicial y envío de tropas a Haití, pero se demostró que 33
centavos de cada uno de estos dólares regresó al país norteño para
reembolsar el pago a los militares, indicó la revista. |
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