París, 15 may (PL) François Hollande, del Partido
Socialista, tomó posesión hoy como nuevo presidente de Francia en un
contexto económico complejo tanto para su país, como para el resto de la
Eurozona.
"Mido el peso de los problemas que debemos enfrentar: una deuda masiva,
un crecimiento débil, un desempleo elevado, una competitividad
degradada, una Europa que sufre para salir de la crisis", dijo Hollande
en su primer discurso tras ser investido.
Poco antes de la
ceremonia, el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos
confirmó que el Producto Interno Bruto tuvo un crecimiento nulo durante
los tres primeros meses del año.
El Banco de Francia prevé
también un estancamiento en el segundo trimestre, que -de confirmarse-
colocaría al país muy cerca del límite de la recesión al sumar seis
meses de inmovilidad.
No obstante, el flamante presidente
consideró que no hay razones para la fatalidad si se movilizan todas las
fuerzas, entre las cuales citó la productividad de los trabajadores, la
excelencia de los investigadores, el dinamismo de los empresarios y la
calidad de los servicios públicos.
En su discurso, Hollande
prometió abrir una nueva vía para Europa donde se combinen medidas para
reducir la deuda pública con un indispensable estímulo a la economía.
"Europa nos espera y nos observa", dijo el nuevo gobernante, quien hoy
se reunirá en Berlín con la canciller federal alemana, Ángela Merkel, en
su primera visita al exterior.
Ambos discrepan en cuanto a los
métodos para enfrentar la crisis. Hollande propuso renegociar el pacto
intergubernamental de rigor presupuestario firmado en marzo pasado para
añadirle medidas de fomento al crecimiento y el empleo, algo a lo cual
se opone Merkel.
La visita tiene como telón de fondo la
situación en Grecia, epicentro de la crisis de la deuda, donde nueve
días después de las elecciones aún no se ha podido formar un gobierno,
lo cual aumenta los temores de una quiebra y de su salida de la
Eurozona. |
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