“El gran robo de libros de Palestina” es un documental del director israelí, Benny Brunner, que denuncia como miles de libros patrimonio de los palestinos fueron saqueados por el ejercito sionista durante la Nakba en 1948 y terminaron en la Biblioteca Nacional de Israel.
“En una operación conjunta del Ejército y la Biblioteca Nacional -que entonces pertenecía a la Universidad Hebrea- se recogieron unos 30.000 libros en casas palestinas de Jerusalén Oeste y 40.000 en ciudades árabes como Haifa o Nazaret”, explica Brunner a Efe en conversación telefónica desde Amsterdam.
Según el director, que basa su cinta en una tesis doctoral del israelí Gish Amit, los bibliotecarios desecharon unos 24.000 volúmenes y se quedaron con otros 46.000.
Más de 7.000 están hoy en la Biblioteca Nacional clasificados como “Propiedad de Ausentes (AP)”, mientras que el resto “no se sabe donde ha ido a parar, pero hay evidencias de que parte habría sido incluida en la colección general”, asegura Brunner.
Entre las bibliotecas confiscadas estarían algunas de las más antiguas familias de Jerusalén, como los Sakakini, Nashasiwi o Al Huseini, que incluían joyas de la literatura islámica y árabe.
“Se ordenó cortar los lazos, hacer imposible la devolución de los libros, apropiárselos”, afirma Brunner, que añade que también se confiscaron otros documentos “como el gran archivo de periódicos de Yafa, que conservaba ediciones de los grandes periódicos árabes que se imprimían allí”.
Muchos de los dueños de los libros y sus herederos son hoy refugiados palestinos a los que Israel no permite entrar en el país, mientras que otros están en los territorios ocupados o viven en Israel y tienen ciudadanía israelí.
Es el caso de Anwar Ben Badis, residente en Jerusalén y originario de Tantura (norte de Israel), uno de los pueblos palestinos destruidos en la guerra.
Según él, su padre tiene grabadas dos imágenes que jamás olvidará: “Cómo los soldados judíos de la división Alexandrón de la Haganá se llevaron los libros de la casa familiar e inmediatamente después dinamitaron la casa”.
“En total, perdimos unos 1.600 libros, la mayoría textos sagrados. En 1991, un amigo antropólogo que estudiaba en la Biblioteca Nacional encontró tres libros con una tarjeta dentro con los nombres de mi abuelo y su hermano. Alguien los sacó de allí y nos los entregó. Ilegalmente. Igual que ellos nos los robaron”, asegura.
Su familia reclamó reiteradamente la devolución de esos y otros libros a la Biblioteca Nacional sin obtener nunca respuesta, añade.
(Con información de EFE)
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