Queridos amigos:
Una ola de frío azota el sur de este país y aquí se siente. Se ha cumplido mi primer mes en Marianna, así, en un abrir y cerrar de
ojos, pudiera decir.
Ya estoy oficialmente en mi trabajo de maestro. A veces, cuando ando por ahí, en el comedor o por el área de recreación, me saluda algún alumno o alguna otra persona, que no recuerdan mi nombre y me llaman: maestro.
Algunos acostumbran a decirme, simplemente: Cuba. Yo cuando no me sé el nombre de alguien, casi siempre le digo: Mi amigo.
El ambiente aquí es mucho más relajado que en Florence. Claro, no dejan de haber sus incidentes, una que otra bronca, muy aisladas, pero nada comparado con la penitenciaria. Aquí cierran solo por un rato, para llevarse al hueco a los implicados y automáticamente abren, y la vida sigue igual, como dice la conocida canción.
Estoy metido de a lleno en la pintura. Luego de terminar dos retratos al pastel, me he dedicado a hacer varias acuarelas, que toman tiempo, concentración y dedicación. Este servicio ha tenido algunas interrupciones, quizás es algo circunstancial y no llegue a ser una constante.
Los mensajes se me acumulan y los compromisos se me suman. Como les he dicho recibo y leo todo lo que me envían. Sus palabras siempre me dan aliento y alegría. Sé que cuento con la comprensión de todos cuando no puedo responderles directamente.
“…el empleo más venerable y grato, es aquel dulce empleo de maestro en que se sirve mejor a los hombres…”
“…al buen maestro no lo hace solo el entender el, sino la claridad, y devoción artística, con que el que posee la belleza la explica e infunde.”
Teniendo muy en cuenta esos dos pensamientos martianos imparto mis clases.
Cinco abrazos.
¡Venceremos!
Tony Guerrero Rodríguez
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