Damasco, 12 ene (PL) Al fomentar la división e instigar el sectarismo, los centros de poder de Occidente se afanan por azuzar un conflicto entre estados árabes, para silenciar y ulteriormente disipar el principal entre Israel y sus vecinos regionales, opinó un reconocido político libanés.
De acuerdo con el canal televisivo Al-Manar, el líder del bloque Cambio y Reforma Libanés, Michel Aoun, alertó que se observan intentos por desatar un conflicto aŕabe-árabe, para minimizar el histórico árabe-israelí con la incitación de los sentimientos sectaristas y los intereses de gobernantes y políticos de la región.
Aoun encomió el programa de reformas integrales que lleva a cabo el gobierno del presidente Bashar al-Assad, el cual conllevará a la creación de una sociedad más pluralista y democrática en la que todos sus sectores podrán contribuir a su desarrollo.
"Realmente elogio lo que el Presidente al-Assad está haciendo (en su país), manifestó a una delegación siria que visitó su residencia en Rabieh, señaló la fuente.
Estimó que las reformas se deben implementar de forma gradual, porque una verdadera democracia no se puede alcanzar si el pueblo no está bien documentado, instruido, preparado.
Aoun advirtió que, a todas luces, con la actual intensa campaña contra Damasco pretenden crear el divisionismo y el sectarismo en Siria.
La opinión del político libanés coincide con la de analistas en Damasco quienes consideran que al no conseguir la luz verde de la ONU para lanzarse a una nueva aventura bélica como en Libia, las potencias occidentales respaldadas por algunos estados árabes quieren debilitar entonces a Siria para dividirla en cantones sectaristas religiosos como está el Líbano.
El 60 por ciento de la población siria de casi 24 millones de habitantes profesa la interpretación sunita del Islam, el resto del pueblo es shiita, alauita, cristiano y druso. Una inmensa mayoría del 90 por ciento es árabe y el restante 10 por ciento kurdo y armenio.
Fuentes consultadas por Prensa Latina alertan que las potencias occidentales se aprovechan del afán de las monarquías absolutas de Catar y Arabia Saudita, dos acaudalados emporios sunitas fundamentalistas en el Oriente Medio, para incitar la creación con el uso de la Hermandad Musulmana siria de un cinturón suni radical en el centro del país, en las provincias de Homs y Hama.
Para completar ese cuadro sectarista instigan los sentimientos anti-gubernamentales en la norteña Idleb y en la sureña Daraa, donde estalló la crisis en marzo de 2011.
Miembros de la minoritaria comunidad alauita temen -y es una percepción también general- de que si las fuerzas exteriores logran imponer un régimen sunita-salafista de corte fundamentalista y radical en Siria, este alentará las masacres de alauíes y otras minorías. Ya en Homs se han reportado incidentes violentos entre las comunidades de esa provincia.
Incluso, en Damasco en la noche del 31 diciembre se movilizaron equipos voluntarios de protección, al menos en una barriada de mayoría alauí según constató Prensa Latina, por temor a que islamitas extremistas fueran a cometer algún tipo de acción terrorista. En las mentes de los residentes de Damasco estaban frescas todavía las imágenes de la matanza provocada por los dos ataques terroristas del viernes 23.
Sin embargo, ciudadanos de profesión sunita abogan por la unidad nacional y la armonía y concordia religiosa en un estado laico en el cual ninguna comunidad predomine sobre otra y las manifestaciones de fe y culto sean respetadas, según opiniones de residentes de Damasco, Hama y Daraa consultados por Prensa Latina.
Igual opinión expresan miembros de las comunidades cristiana, alauita y shiita.
En un improvisado sondeo entre al menos 20 participantes en las últimas manifestaciones populares en Damasco de apoyo al gobierno de al-Assad, una mayoría de 14 dijo profesar la fe sunita, y que ante todo está la patria porque "Siria es la madre de todos los sirios" no importa su religión.
"Lo importante es vivir en paz, que se respeten las creencias y exista un pluralismo social y religioso", planteó un residente de Damasco que dijo ser alauí. Igual juicio emitieron miembros de la comunidad cristiana y los de la familia sunita de los Alkazeem.
Los líderes religiosos del país, desde imanes del islamismo hasta los patriarcas cristianos y jerarcas drusos y shiitas han convocado al pueblo a la unidad nacional, la concordia y a no dejarse arrastrar por la campaña de instigación sectarista.
Por otro lado, la Conferencia General de Partidos Árabes desde sus filiales en Amman, Jordania, y Beirut, el Líbano, expresó que aquellos que llaman a la internacionalización del problema sirio fracasarán pese a las grandes presiones que ejercen sobre la Liga Árabe (LA).
Esta agrupación fustigó por embarazosas las declaraciones del primer ministro y canciller catarí, jeque Hamad bin Jassem, y del secretario general de la LA, Nabil al-Arabi, en su rueda conjunta de prensa el domingo en El Cairo. |
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