Escrito por Ana Ivis Galán
La Habana, nov 11.- Múltiples son los desafíos a que se enfrenta, hoy, América Latina, e incontables son -a su vez- los avances alcanzados en países de la región, gracias a las estrategias políticas trazadas por los gobiernos progresistas en el poder. Los resultados de las recientes elecciones que han tenido lugar en Argentina, Nicaragua y Guatemala así lo confirman, reflejo de las apuestas por el fin de las medidas neoliberales y los giros favorables al bienestar de los pueblos.
Con la reelección de los mandatarios de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, candidata del Frente para la Victoria (FPV); y de Nicaragua, Daniel Ortega, candidato de la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, encabezada por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se reafirma la continuidad de procesos de justicia social y de integración regional.
La victoria de Fernández, el pasado 23 de octubre, marcó un hito trascendente, no solo por ser confirmada para un segundo mandato con un 53,75 por ciento, sino porque se convirtió en una de las candidatas más votadas en la historia de la democracia argentina desde 1973, cuando Juan Domingo Perón, obtuvo más del 60 por ciento para llegar a su tercer período de gobierno.
Se confirma así el fuerte respaldo popular a la actual mandataria, lo cual le da garantías legales para continuar con sus políticas nacionalistas y de beneficio popular.
Ella misma ratificaba tal postura cuando al conocer los resultados expresó: "Lo único que quiero es contribuir, con la más alta responsabilidad, a seguir agrandando la Argentina.
"Quiero ser una persona que haya ayudado a cambiar la historia con el resto de los argentinos", añadió; y expresó su intención de seguir profundizando un proyecto de país para 40 millones de ciudadanos.
Una historia similar se vive hoy en Nicaragua, país centroamericano que recién acaba de tener un importante proceso electoral, este domingo seis de noviembre, donde el pueblo fue el protagonista principal.
Roberto Rivas, presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE) confirmó, este lunes, que el 62,65 por ciento de los sufragios válidos se concentran a favor de los candidatos a presidente y vicepresidente del Frente Sandinista para la Liberación nacional (FSLN), luego de haber escrutado el 85 por ciento de los votos emitidos.
Los porcentajes de los segundos y terceros lugares hablan por sí solos. Con 30,96 por ciento aparece el empresario Fabio Gadea; y con solo 6,27 por ciento, el expresidente Arnoldo Alemán, quien fuera procesado y sentenciado a 20 años de prisión conmutada.
Puede calificarse de trascendente el triunfo de Ortega. Sin dudas, confirma los avances que ha experimentado Nicaragua, gracias a los planes de asistencia médica, educacional, alimentaria, social y de infraestructura que se llevan acabo en el país.
En ello también cuenta la inmensa solidaridad de las naciones miembros de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Y es que, al parecer, esta vez nada podrá distraer la mirada profunda de un pueblo que, como el nicaragüense, ha sido tantas veces engañado y traicionado, por los sucios intereses de la derecha de su país, y las aspiraciones dominantes y saqueadoras del imperio yanqui.
El propio Rivas, en sus declaraciones dejaba entrever el desespero de la oposición, cuando dio a conocer que las irregularidades reportadas en algunos sitios de votación fueron generadas por el partido de Gadea.
Daniel Ortega lo indicaba: "esta victoria supone una enorme responsabilidad para el gobierno, que debe saber administrarla en beneficio de la población".
Fue esa la línea determinante para que los resultados electorales excedieran las expectativas. Tras el conteo de los votos las cifras superaban las ventajas que las encuestas previas conferían al candidato Ortega.
Ello explica la nota discordante que dio la congresista norteamericana de extrema derecha Ileana Ross-Lethinen, quien ha exhortado al gobierno de su país a no reconocer el triunfo del mandatario reelecto.
También en Guatemala tuvo lugar, el pasado domingo, una jornada de elecciones presidenciales. El ex general retirado Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, obtuvo la mayoría de los votos (53,74 por ciento) en la segunda vuelta, y aventajó, así, a su principal rival, Manuel Baldizón, del Partido Libertad Democrática Renovada.
Y aunque en el país persisten los fantasmas de la pobreza y la violencia, el pueblo que asistió a las urnas expresó su esperanza y ganó la sensación de que quizás pueda ponerse fin al tormento de la criminalidad.
Vale precisar que la ola de inseguridad que azota a esa nación centroamericana es, en buena medida, resultado de la exclusión económica y social, que obliga a mucha gente, jóvenes principalmente, a caer en tales conductas, al no encontrar otra salida.
Pese a algunos lamentables ejemplos, se considera que América Latina vive hoy una nueva etapa. Las recientes votaciones presidenciales en Argentina, Nicaragua y Guatemala ratifican el hecho de que los cambios y el progreso se vienen imponiendo.
Defender las elecciones democráticas, consolidar la justicia social, y fortalecer la integración regional para el bien de los pueblos, es el mayor y más importante reto que asumen, hoy, los gobiernos progresistas en el poder.
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