Cuando algunos se afanaban en evitar a toda costa el regreso del niño Elián González junto a su padre en Cuba, la congresista Ileana Ros-Lehtinen envolvió al pequeño de apenas seis años en la bandera norteamericana ante las televisiones de Miami, reclamando su permanencia en el “país de la libertad”.
Más de diez años después, los niños de la Compañía teatral cubana “La Colmenita”, que se encuentran realizando una gira por Estados Unidos, han motivado a Ros-Lehtinen -ahora presidenta del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso norteamericano- a dirigirse a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, cuestionando el otorgamiento de visas a estos infantes cubanos porque los programas de intercambio cultural y educativo entre Cuba y Estados Unidos “socavan las prioridades estadounidenses de política exterior y los intereses de seguridad nacional”
Todo el delito de los niños de “La Colmenita” ha sido llevar en su repertorio una obra en la que -desde la fantasía infantil- evocan a los cinco cubanos condenados en EE.UU., cuyas sanciones han sido cuestionadas por importantes voces de la opinión pública internacional y hasta en una reciente encuesta del influyente semanario británico The Economist, en la que un 95% de los participantes considera injustas las penas que se le impusieron.
O sea, que según la promotora de separar un niño de su padre para que permaneciera en el “país de la libertad”, otros infantes deben ser expulsados de Estados Unidos porque ejercen su libertad y participan del reclamo universal de esta para cinco compatriotas que gran parte del mundo considera inocentes.
(Tomado de La pupila insomne)
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